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RELATOS DEL FIN DE SEMANA: El CROMWELL PUB

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 A la hora de escribir sobre nuestros recuerdos, nos habremos ido a relatar nuestras libaciones y andanzas por donde Angel, ARRIETA; donde Mari, La CHURRERA; por donde Justo, el METRO; el Portu, el Faro, la Posadilla, el Minuto, el Baserri,… lo fácil, pero olvidamos los locales de asientos tranquilos, de conversación afable, de tertulia de amigos, de silencios con novios/as,… 
Ese el caso de el CROMWELL PUB, un nombre poco portugalujo, pero lo adoptamos como uno de nuestros rincones de calma. Decía antes, el pub era lugar de murmullo, de conversación afable, con novios/as, y así era: todo lo más que veías, o esperabas, era canjear algún beso furtivo. Pero no, no era ese el ámbito adecuado para darnos el lote. Eso ocurría en otros lugares, no diremos dónde. ¿A que no?
El CROMWELL está situado en un pasaje discreto, estaba en la calle Cristóbal Mello nº12 que, antes, creo, era la calle de El Cuervo. Bien, parece que evocaré otro recuerdo escondido. Ah! la calva y estas canas... 
Caminé ante su fachada. El CROMWELL está cerrado. Su hechizo, como pub de estilo británico, con clase, acogedor y con buena música, ya no está donde solía. 
Las ventanas con vidrieras sencillas plomadas divididas en cuarteles amarillos y transparentes, unidos por varilla de plomo. Los asientos, las mesas y las lámparas, ah! qué pies de lámpara, vientos de banda y orquesta. Los cuarteles de telas escocesas con los apellidos representados… y no puedo olvidar, era fumador, al camarero retirando el cenicero con cada cigarrillo consumido. 
Tampoco omito que el pub no era lugar para gansadas. El barullo era alejado por el simple conocimiento del precio de la copa de vino.
No es éste el lugar para hablar del titular nominal del local, muy discutido entre sus coetáneos y paisanos posteriores, que murió de malaria.
El CROMWELL era frecuentado por espíritus libres, progres y alternativos.
Era ideal para quedar con gente, charlar y tomar algo. Quedábamos también a veces como colofón de alguna comida ó cena especial, de amigos o de colegas de trabajo. La "espuela".
Pasear por delante se ha convertido en un momento triste.


Martintxu



RECOGIDO DE LA PRENSA: JOSE Mª ORTIZ DE MENDIBIL

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En el CORREO de la Margen Izquierda, se recoge hoy dentro de la página que Laura González, dedica a UNO DE LOS NUESTROS, al carismático "trencilla" jarrilleroOrtiz de Mendibil , que figura por méritos propios en el Diccionario Biográfico Portugalujo.

En este blog ya lo hemos recordado en otras ocasiones como su famosa salida a hombros.

FOTOGRAFIAS DE LOS PRIMEROS AÑOS DEL BALONMANO EN PORTUGALETE (2)

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Si la entrada anterior sobre los orígenes del balonmano portugalujo se refería al practicado en el Colegio de Santa María, hoy recogemos gracias a la aportación de Carlos Fernández, imágenes del primer equipo federado que tuvimos.

Nos falta de conseguir fechas exactas y mas datos (todo se andará) pero estas las podemos situar en torno a 1961 y nos confirma que su campo de juego era el de la Tejabana, como se recoge en las fotos laterales que ofrecemos, con la verja metálica y el muro que nos servía de tribuna, que cerraban uno de sus lados que daban a la calle Zubeldia.

Su indumentaria era pantalón blanco y camisa verde y la alineación según nos dicta José Miguel de Palacio era la siguiente:
Foto superior. De pie: Sebastián Arias, Chemi Herrero, Ramón Armendariz y Enrique Salgado.
Agachados: José Miguel de Palacio, José Antonio Gallego, Juan Novo y Pedro Mª Aguirre.
  Foto inferior. De pie: Chemi Herrero, Chamaco, Enrique Salgado, Carlos Fernández, José Mª Gonzalo, Ramón Armendariz, Segundo Aróstegui, Jorge Millán y José Castro.
Agachados: Sebastián Arias, José Antonio Gallego, José Miguel de Palacio y Pedro Mª Aguirre.




EL FUERTE DE SAN ROQUE DE 1836

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José Luis Garaizabal, que tiene distintos frentes de investigación abiertos, como son la torre de Castell, la parte amurallada de la zona de Atarazanas, los fuertes militares de la Villa, etc. ha puesto a nuestra disposición lo que ha descubierto hasta ahora sobre este último tema referente al de San Roque.
Todas estas investigaciones sobre aspectos de nuestra historia totalmente desconocidos hasta ahora, pasaran a formar parte del próximo libro de la Colección El Mareómetro, Crónica de la historia de Portugalete del siglo XIX, y el darlas a conocer, aunque todavía no sea con conclusiones definitivas, puede ayudar a que se reciban aportaciones de otros investigadores que hayan trabajado también estos temas.
Empieza hoy con sus conclusiones provisionales sobre la existencia del fuerte de San Roque en los 30 del siglo XIX, para continuar en sucesivas entradas con el fuerte que se construyó en 1875 y que llegó hasta el siglo XX:


Las construcciones militares en el cerro de San Roque datan del siglo XIX. Hasta entonces, un encinar coronaba la loma, arropando a la ermita de San Roque, que suponemos fuese la citada ya en 1609. Según las crónicas de Ignacio Izaga (PF 1952), las tropas napoleónicas (1808-1814) prendieron fuego al encinar de San Roque que quedó reducido a pavesas, salvándose milagrosamente la vetusta ermita. 
Como ya vimos al presentar el plano realizado por Cuerpo Nacional de Ingenieros - 1ª Compañía de Minadores de fecha 30 de Abril de 1838, que nos facilitó por una parte el Museo de las Encartaciones y por otra Mikel Martínez Vítores, proveniente de los fondos del Ejército, tras el primer sitio de la villa durante la I Guerra Carlista, las fuerzas isabelinas se lanzaron a fortificar la Ría y en especial los altos que rodeaban Portugalete, quedando como testimonio el plano titulado “Plano de Portugalete, su fortificación y el terreno comprendido en un radio de 2.000 varas levantado con el sestante” (sic). Existe otro casi idéntico de Julián de Vera de fecha 6-8-1838, titulado “Plano de Portugalete, fortificaciones y alrededores” en el que aparecen ambas construcciones en la misma posición. Itziar Rubio en su libro Cartografía antigua de las Encartacionesnos dice que:“Aunque Vera siguió el modelo marcado por Vicente Tofiño en 1789, las necesidades militares del momento le llevaron a recoger una mayor porción de tierra, dando especial importancia al relieve y a las vías de comunicación”.
En ambos planos podemos apreciar cuatro fortificaciones: nº 16 “Fuerte llamado el nuevo”, nº 15 “Fuerte la Estrella”, nº 14 “Fuerte llamado de Campanzar” y nº 13, la “casa fuerte de los Hoyos”.
El fuerte “La Estrella” fue el antecedente del fuerte que luego hemos conocido como San Roque, que como veremos fue construido en 1875. Su posición entre el camino al Ojillo, el camino a Repélega, el camino desde Cuatro Estradas (actual cementerio) a Sestao y para cerrar el polígono, el camino viejo a Sestao desde la ermita del Cristo, no deja lugar a dudas.
Esto podría aclarar el porqué del nombre del frontón La Estrella, que Narciso Zabarte construyera en 1886, basándose en la pasada existencia del “Fuerte la Estrella”. No deja de ser curioso y desconcertante, que en un plano de 1858 bajo la leyenda “Croquis de la entrada del Abra y Puerto de Bilbao” publicado en la Revista de Obras Públicas nº 21, aparezcan dos cerros diferentes y nombrados: “Cerro San Roque” y “Cerro La Estrella”. ¿Eran realmente dos cerros diferentes?
Como teoría y dada su posición, el nº 16, llamado “el nuevo”, podría haber sido una fortificación alrededor de los restos del antiguo molino que debió existir en la zona hoy ocupada por la calle Barrengoitia o en los terrenos que hoy ocupan las casas de la Babcock & Wilcox en Abatxolo o Abatxalo como también se ha conocido y muchos lugareños siguen usando.
De la existencia de este molino tenemos noticias por el plano militar del sitio de Portugalete sufrido durante la segunda guerra civil (1873-74) en el que se señala un paraje como “cortadura del molino” y también por la nota facilitada por Alexander Pérez, que dejó escrita Sotera de la Mier en 1900 diciendo: “También es mi voluntad que las heredades de molino de viento y frente desde el frontón queden para siembra de pastos para el ganado de colegio de Ntra. Sra. del Carmen”.
Todas las fortificaciones fueron demolidas por orden del general Alcalá en noviembre de 1841, quedando en pie uno en Portugalete que sería el de Campanzar, ya que según nos cuenta Goio Bañales en su obra “In insula maris 1041-1887”, en Marzo de 1844 se comunicó al Director Subinspector de Ingenieros del distrito, la resolución relativa a “la demolición del fuerte de Campanzar sobre Portugalete”. (AHMP Decretos y Actas L6-2).
De la reseña se deduce que era una construcción reciente (1833, según Areilza), que había afectado a los dueños de los terrenos, y que ya no había ninguna necesidad de mantenerlo. En Octubre del año anterior, el Ayuntamiento de Portugalete había solicitado la demolición “por sí y a su costa”. “Se aprovecharían los materiales para resarcir los perjuicios experimentados por los propietarios afectados y la artillería y demás efectos de guerra se enviarían al parque de San Sebastián”.
Otras observaciones hacían referencia a “que todo el terreno quedase nivelado con el de los alrededores, verificando lo mismo que se hizo en otro tiempo (1844) con el de LA ESTRELLA, a fin de que en ninguna ocasión pueda servir de baluarte a los enemigos del Gobierno”.
El plano de Hidrographical Office del Almirantazgo Británico fechado en 1836, (bajo estas líneas) muestra sobre el cerro una fortificación discontinua de forma circular, alrededor de un elemento central, que se parece mucho más al llamado “estrella”, que al “nuevo” con forma de ojo de cerradura. La mala calidad del plano disponible no permite apreciar bien los detalles ni el nombre del fuerte (¿Fte. de S. Roque o Fte. de la estrella?). No se nombra el de Campanzar, aunque se adivina su perímetro muy similar al que llegó a nuestros días. 
Como hemos dicho al inicio, los actos bélicos originaron la desaparición de la ermita. Tal vez la reedificaran en otro lugar, ya que Ignacio de Izaga nos habló en el Programa de Fiestas de 1950 como “había solo dos tabernas en la villa, una de ellas perteneciente a la Casa de la Villa que estaba adosada a la ermita de San Roque, colindante con la Poza de Abacholo”. (Parece que habla de mil setecientos y pico, y de esa época hay pruebas de que la ermita estaba en el cerro de San Roque y no tan lejos). 
Este posible traslado, del que no hemos encontrado documentación, pudiera quedar probado si nos basamos en un plano de 1849, (recogemos también un detalle bajo estas líneas) con el sello de la Biblioteca de la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico. En él se muestra: el “Fuerte de San Roque” en un cerro vacío; cerca aparece otro cerro con la leyenda “Ermita de San Roque” y una construcción en forma de “L”; y entre ellos aparece un “Fuerte”, que no podía ser otro que el que llamaban en 1838, “el nuevo”. 
¡Vamos, un lío y un nuevo tema a investigar!


A PROPOSITO DEL FUERTE DE SAN ROQUE DE 1836

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José Luis Garaizabal,a la espera de obtener información complementaria de las características de los fuertes descritos en la entrada anterior, quiere aportar su visión particular de las características de aquellos fuertes dibujados en el plano de 1838, dado que tiene noticias de que el gran artista Mikel Torka ha reproducido en dos maquetas, alguno de estos fuertes que pronto se expondrán en el Bar Larrun, y que no dudamos que como siempre, nos deleitará con su detallado trabajo:
Salvo el fuerte de Campanzar que lo habían construido los ingleses en 1833, los otros dos lo fueron de forma apresurada y seguramente sus perímetros no diferirían mucho del grabado superior de 1874, que muestra una batería cercana a Las Carreras con un parapeto construido con todo tipo de materiales (tierra de la trinchera, barricas, haces de leña, cestos, cajas, piedras, sacos, etc). Los edificios no pasarían de simples barracones de paredes de tablas y techo de chapa o teja. Tal vez el de Campanzar tuviera un poco más de entidad con sus muros de mampostería.
Los “fosos” no serían otra cosa que el hueco dejado por los zapadores al cavar una trinchera alrededor de la fortificación.
Hay que tener en cuenta que “la estrella” y “el nuevo” fueron derribados en 1841-42 y el de Campanzar en 1844, por lo que nos hace pensar que no estaban construidos de forma muy sólida, ya que en el caso del de Campanzar, el derribo y allanamiento del terreno corrió por sí y a cargo del Ayuntamiento. La “Casa fuerte de los Hoyos” sería alguna casa grande del estilo de la que presentamos en su día al hablar del escudo eclesiástico de los Hoyos.
Basándonos en las medidas del plano de 1838, hemos pasado de varas a metros y el resultado aproximado es el siguiente: 

FUERTE LA ESTRELLA: Sus dimensiones máximas no pasarían de unos 58 metros entre puntas opuestas y de 75 entre los bordes del foso, con un elemento central de unos 17 metros de diámetro.

FUERTE NUEVO: El “ojo de la cerradura” tendría unas medias máximas en torno a 50 x 33 metros y su foso 70 x 50 metros. El edificio central en forma de L sería de unos 25 x 12 metros.

FUERTE DE CAMPANZAR: Tenía un edificio central de unos 21 x 8 metros y uno pequeño de unos 8 x 4 m. La medida del fuerte sería de 42 x 25 m. sin contar los cubos, con un foso en torno a 67 x 42 metros como máximo.

CASA FUERTE DE LOS HOYOS: este edificio mediría en torno a 33 x 21 m con un foso de 50 x 30 metros como máximo. 


Grabados Museo Zumalacárregui.
ZM P,2 y ZM MiribillaJ,4 (Año 3-Nº 28, Pág. 108)


EDUARDO LOPEZ ALBIZU “LALO” (1931-1992)

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Este mes de mayo el periódico enportugalete.com nos trae la ficha de uno de los portugalujos que destacaron en los años de la dictadura por su oposición al franquismo desde las filas del socialismo, como fue Eduardo López Albizu, conocido popularmente como "Lalo" y casado con Begoña Alvarez, “la de Bazán”, que salió elegido Diputado a Cortes en las primeras elecciones democráticas.

Bajo estas líneas el matrimonio con su hijo, Patxi, que llegaría a ocupar el cargo de Lehendakari del Gobierno Vasco y Presidente del Congreso de los Diputados.


FOTOGRAFIAS DE LOS PRIMEROS AÑOS DEL BALONMANO EN PORTUGALETE (3)

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Continuando con los primeros años del balonmano en Portugalete, ofrecemos hoy las fotos que recibimos de Paco Ruiz, que a la sazón era el delegado ante la Federación Vizcaína.

Seguimos sin disponer de fechas exacta y en las dos fotos de hoy vemos una parte del mismo equipo que jugaba en el campo de la tejavana, como Aguirre, Palacio, Armendariz o Sebas, sin vestir la camiseta, y que el equipo lo forman nuevas caras con la excepción de Chemi Herrero y en el que reconocemos también a Víctor Aroma y a del Olmo.

Corresponderán a un año después que las de la entrada anterior, hacia 1960 o 1961, y visten camiseta amarilla con el sponsor de Guyma.

Desconocemos si el nombre del equipo era el Milindris Guyma.

RELATOS DEL FIN DE SEMANA: APOLOGIA DE LA TXAPELA

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En el paseo por Portu podemos advertir que la costumbre de llevar txapela como prenda del vestir, ha menguado. Vivimos en un tiempo en que el uso cotidiano de ese dosel craneal entre el hombre vasco, parece haberse perdido para devenir en motivo museístico tras haber desaparecido de los escaparates de las tiendas de prendas masculinas. 
Ahora mismo, creo que en Portu ya no hay comercio que posea txapelas en su oferta. Las últimas txapelas que he recibido, vienen desde Bilbao, del Casco Viejo, y no diré el nombre de la tienda aunque algunos quizá la conozcáis.
Y eso que es una prenda que nos fija socialmente, pues, en casi dos siglos de uso extendido, ha pasado a ser un símbolo definidor. La txapela se generalizó como tocado civil masculino a partir de la Primera Guerra Carlista, en el segundo tercio del siglo XIX, y pasó a ser el tocado preferido por los jóvenes, quedando los sombreros para las ceremonias. La imagen de Tomás de Zumalakárregi, que se cubría con una de vuelo amplio, le dio mucha promoción. 
Ese auge, dio lugar al desarrollo del proceso de producción, pasando a ser elaborada de forma industrial, en Tolosa, Valmaseda, Azkoitia y otras localidades menos conocidas.  
Bien, debe quedar claro que el diseño de la txapela: el vuelo amplio, es característico de la nuestra, y según vamos hacia el sur, se va redondeando para terminar pareciendo una tapa de puchero sin asa, tal como las que llevan Pepe Isbert, en El verdugo o el personaje de Azarías, representado por Paco Rabal, que aparentan llevarla enroscada. La “boina calada”, le decíamos.
La txapela se adapta al gusto y a la comodidad de su portador, que encuentra un sinfín de maneras de colocársela, según su talante, que, siempre tradicional, la usará desde niño hasta su declive e, incluso, más allá, adonde le acompañara sujetada entre los dedos. 
Únicamente se descubrirá en las visitas a hogares ajenos, en la iglesia, en las entrevistas con el asesor del banco o la colgará en la cabecera de la cama. Hubo una época en que, desde las localidades altas de San Mames, se podía observar un mar de boinas al mirar hacia el césped. También en los frontones. 
Como rasgo de identificación, la txapela lleva siempre en el centro un rabito, un resto del proceso de tejido de la lana. Es la txertena. Una de las mas grandes ofensas que podía hacerse a un vasco era “caparle” su txapela cortando la txertena. Duelos a muerte hubo por ésta causa. 
Su uso hace evidente el origen de quien la lleva. El vasco, apenas introduce la boina en su cabeza, mientras que en otras latitudes se la calan hasta las orejas. Según la maña del usuario, puede inclinar la boina hacia atrás, hacia delante, hacia la izquierda o hacia la derecha. Los menos mañosos se ponen la boina con dos manos, los más resueltos se la colocan con una sola mano, de golpe, dándole siempre un vuelo delantero. 
Por su color (negro, azul, rojo,...), textura, vuelo,... la txapela, distingue e identifica a su portador. Algunos, además de ponerla inclinada, un poco, hacia la derecha - lo que aprendimos -, le damos ángulo en el frente, rasgo personal. Lo que fue seña de identidad cuando niño, se convirtió en cartel de protesta, cuando adolescente barbado, y pasó a ser símbolo, ya en la senioridad. 
Un símbolo que, aún habiendo recorrido muchos km´s y paseado muchas ciudades, no es fácil de hallar. 
Llegado aquí, debo decir que en Tarragona, en mi círculo cercano, somos algo más de media docena los que mantenemos su uso. Aunque no sea continuo. La nuestra es negra y de vuelo amplio, al estilo vizcaíno. Sí, el color identifica, el tamaño importa y a más vuelo, más elegancia. Y sí, somos presumidos.   

Martintxu

(No leerán ésta entrada, pero vaya desde aquí un saludo a
la pareja de Renteríaque nos saludaron en Wroclaw (PO).
Por eso decía antes que la txapela identifica al usuario.
Hay una frase de J. M. de Barandiaran,
txapela buruan eta ibili munduan,
a la que añado ¡Aurrera!.)




EL ARTE INACCESIBLE DE LA BASILICA DE SANTA MARIA

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El próximo viernes 18 de mayo, a las 7 de la tarde se va a celebrar en la Basílica portugaluja, la ya anunciada Charla /Coloquio sobre el Arte Inaccesible de Sta. Mª de Portugalete, basada en las imágenes que ha conseguido la Asociación de Amigos de la Basílica gracias al desinteresado trabajo del fotógrafo Natxo Pedrosa.

Ha sido un precioso descubrimiento constatar la gran cantidad de motivos artísticos que no pueden ser disfrutados habitualmente debido a la oscura ubicación o la enorme altura a la que están instalados y que ahora se van a poder admirar gracias a las bellas fotografías de Pedrosay otras varias que obran en poder de la Asociación.

Ha llamado poderosamente la atención el enorme tiempo y trabajo que supuso para aquellas generaciones el dotar a la Basílica de infinidad de detalles que normalmente escapan a la vista, ocultos por la distancia o el emplazamiento y que nos muestran el enorme cariño con que aquellas gentes construyeron nuestro querido templo.

Se van a proyectar 101 fotografías de los medallones de las bóvedas (a 18 y 10,5 m.), de los pseudo capiteles (a 6,26 y 12,8 m.), del triforio y las vidrieras, dibujos ocultos de los canteros, los angelotes (a 30m) o las consolas ornamentales a 38.

Es un bello trabajo que la Asociación de Amigos de la Basílica va a dar a conocer dicho día, al que están invitados todos los fieles, usuarios y  amantes del Arte y de las tradiciones portugalujas, que seguramente podrán valorar aún más el enorme patrimonio que nos legaron aquellas generaciones y que es nuestra obligación entregar reluciente a las que nos sucedan. Finalizará el acto con un Coloquio.


MOLINOS HARINEROS EN PORTUGALETE

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La semana pasada tratando José Luis Garaizabal del fuerte de San Roque, ya salió a relucir el tema del molino de viento de la zona de Abatxolo, del que tenemos pocas noticias.

José Manuel López Díez, en su Diccionario Histórico de la calles de Portugalete dice que el nombre de Molinos de Viento, que lleva una calle portugaluja, “aludiría a uno de los molinos construidos a partir de 1723, cuando empezó la sequía que paralizó las aceñas vizcaínas varios años. Terminada la misma, funcionaron hasta mediados del siglo XVIII; luego cambiaron de uso o se arruinaron”.

Con este motivo, recogemos hoy el trabajo que nos ha ofrecido Aurelio Gutiérrez Martín, en su blog LA VIDA PASA, y que a falta de imágenes locales ilustramos con las vistas desde Portugalete del Molino de Esacerrota en Las Arenas en la zona en que se levantó el Puente Colgante.

¿Existió en Portugalete algún molino?
Aurelio Gutiérrez Martín.
El siguiente documento del año 1837, localizado en el AHMP, y que corresponde con el tiempo de la primera guerra carlista, aunque de una manera no muy clara y explícita, me plantea dudas sobre la existencia de algún molino en Portugalete, o en sus alrededores más cercanos.
Memorial presentado al ayuntamiento de la Noble Villa de Portugalete por Don Manuel Sáenz solicitando la debida autorización para construir un molino en el arroyo que discurre en el punto llamado de la Varrera con jurisdicción en dicha Villa.
Manuel Sáenz, vecino de esta Noble Villa…. Con la mayor atención hace presente, que en el punto llamado de la Varrera, baja en tiempo de invierno y cuando llueve bastante en el verano, un arroyo con aguas, en el cual y justo al frente, en las casas que existen en dicho sitio, en cuyo arroyo quisiera el exponente fabricar un pequeño molino para moler trigo y borona. Este edificio es de precisa necesidad y mucho más en las presentes circunstancias que estando cada instante interceptado el paso por los rebeldes para que los vecinos de esta Villa puedan ir a moler a los inmediatos y por otra parte expuestos a que les sean robados los granos como ha sucedido ya en el camino y en el molino. 
Reiteradamente suplico que por bien de su bondad, y por el beneficio que la presente pueda atraer al vecindario de esta Villa, por las razones señaladas, se sirva mandar concederme licencia para poder fabricar un edificio molino para poder hacerlo de la de trigo y borona, estando a satisfacer lo que se tare el sitio que ocupe. Así espero de la notoria justificación.
Manuel Sáenz, 
Portugalete 23 de septiembre de 1837”. 
AHMP L98-1

Al no haber constancia de su construcción esta demanda debió de ser desestimada.
Por otra parte tomando en cuenta la lista de vecinos de los años 1746 y 1795 del libro de Mariano Ciriquiain–Gaiztarro, Monografía histórica de la muy Noble Villa y Puerto de Portugalete, así como del censo de policía de Portugalete del año 1824, si se puede con estas referencias afirmar que no existía en estos años ningún vecino de profesión molinero, ni vecino de Portugalete que en los terrenos de la Villa fuera propietario de molino alguno.
Sin embargo si encontramos alguna referencia aislada en forma de topónimo que pueda hacer mención a este asunto. Una actual, en el callejero de Portugalete, una calle denominada Molinos de Viento en el barrio de Repélega, y por otra parte, una referencia lejana en las Ordenanzas del año 1459 llegadas a nuestros días gracias a Fray Martín de Coscojales, en la referencia y en forma de la palabra Molinar.
“CAP. 100, que vaya el agua al molinar por do solia e que non se coja en el camino. 
Yten ordenaron e mandaron que ningunos homes nin mujeres mozos nin mozas vecinos nin foranos non sean osados de vedar que non vaya el agua al molinar nin de coger agua ningunas viñas e heredades de la dicha villa fasta el dho molinar nin lavar ropa nin otra cosa ninguna so pena de cien maravedíes por cada vegada”.
Y para encontrar el primer referente de molino con Portugalete, hay que acudir a la Carta Puebla que Doña María Díaz de Haro, en el Privilegio de Portugalete formado en Bilbao en el año 1333.
“La Señoracedió a los pobladores y a sus hijos y descendientes, todas las tierras, huertos, viñas, molinos y canales situados dentro de sus límites, para que los poseyeran por siempre, sin ninguna mala voz, con exclusión de las gentes extrañas, que no podrían hacer dentro del término ferrerías, pastos, seles ni población alguna.”
Estos límites distinguían los de tierra y los de mar. Los primeros quedaban determinados por el monte Urdibay y los puntos de Arbelzaga, Urbelfermoso, el collado Cerezo y el río Lombar, y los marítimos desde la desembocadura de este río hasta Mañacoz, y en la ría desde Luchana, que es donde empezaba Bilbao.
También indicaba esta Carta Puebla, que “si algún poblador levantara molino o pusiera rueda en el égido del señor, toda la molienda del primer año sería para él, pero en los siguientes quedaba obligado a compartir los beneficios obtenidos, por mitades, con el dueño del égido”. 
Desde su fundación, Portugalete fue un puerto dedicado al transporte y a la actividad comercial, fuente de su riqueza a diferencia de sus pueblos vecinos. Esta actividad le permitía estar bien aprovisionada de trigo y cereales de Castilla, con unas Ordenanzas satisfactorias para ambas partes. Situación que duró hasta mediados del siglo XVIII, en el que Bilbao se erigió como puerto comercial de referencia.
Portugalete, en su aspecto rural fue un pueblo vinícola, extendiendo sus viñedos a La Florida y Abacholo y si atendemos a lo indicado por Marcos Escorihuela y Conesa en el libro “Topografía de Portugalete” del año 1871, “la cebada y la avena, casi no se las conoce, y el trigo no merece mencionarse, solo el maíz tiene su preferencia, produciendo algún beneficio su cultivo”. Aquí con el apunte que el maíz, nuestra borona, se comienza a cultivar en el norte de la península a comienzos del siglo XVII.
La escasez de ríos con cierto caudal en la Villa, y el Ballonti y el arroyo de Pando no cumplían la función para mantener un molino de agua con cierta solvencia, solo deja la duda y posibilidad, si la realidad fuera así, de la existencia de algún molino de viento en uno de los varios altos de Portugalete. Bien en La Florida, en los terrenos de la familia Castet o en las cercanías al lugar donde en el año 1874 se construyó el Fuerte San Roque.
Un ejemplo de molino de viento es el molino de Aixerrota es un molino de viento situado en los acantilados de La Galea, en el municipio de Getxo.
El molino se construyó en el año 1727, con motivo de una prolongada sequía que afectó al Señorío de Vizcaya a principios del siglo XVIII. Al parecer, un inglés ávido de dinero, construyó un molino de viento que no necesitara agua para moler el trigo. Una vez que la sequía hubo pasado, los molinos tradicionales volvieron a tener grano que moler y con el paso de los años el molino de Aixerrota se dejó de emplear con ese fin.
La arquitectura del molino poco tiene que ver con los típicos molinos de viento de la Mancha. Mientras que los molinos manchegos son de forma cilíndrica, los vizcaínos en general tienen forma de cono truncado. Por otro lado, los molinos vizcaínos son bastante más tardíos que los manchegos, pues mientras estos últimos datan de finales del siglo XVI, los vizcaínos fueron construidos en el XVIII. (Wikipedia).
Y dicho y expuesto lo anterior, de la misma manera que el hidalgo don Quijote, Alonso Quijano, vio unos gigantes en unos molinos de viento, a uno le gustaría ver unos molinos harineros donde jamás debieron de existir.





EXPOSICION DE PINTURA DE HIGINIO POLO

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Fue en abril de 2009 cuando en este blog recordamos por primera vez la figura de este pintor recogiendo el cuadro que hizo de Antonio Garrido.

Posteriormente en el nº7 de Cuadernos Portugalujos recuperamos con más amplitud su figura como pintor portugalujo.

En 2011 conseguimos ofrecer el cuadro que pintó a su amigo Julio Gutiérrez Lumbreras, y después hemos seguido recordando en diversas ocasiones su figura como fue en 2017 con motivo dela exposición que realizó en el Hotel en 1933 junto con otros portugalujos de entonces como eran Babio o Lecue.

También en el Diccionario Biográfico Portugalujo tiene su puesto correspondiente, lo que ha hecho que la prensa (EL CORREO) dedicara una página a UNO DE LOS NUESTROS recordando también su actuación en la guerra civil en el batallón Rosa Luxemburgo así como los murales recuperados en el Ayuntamiento de Baracaldo.

Durante todo este mes se ofrece en la torre de Salazar, la exposición Portugalete recupera a su pintor Higinio Polo, que este jueves día 17 se complementará en el Centro Cultural Santa Clara con una mesa redonda en torno a su obra y su contexto, con la presencia de Sol Panera y José Mª Arenazay el jueves siguiente con una conferencia sobre el batallón Rosa Luxemburgo, del que formó parte, a cargo de la persona que más ha investigado este tema como es Amaya Ibergallartu.






FOTOGRAFIAS DE LOS PRIMEROS AÑOS DEL BALONMANO EN PORTUGALETE (4)

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Queremos completar la información sobre los primeros años del balonmano en Portugalete, años 60 y 70, recurriendo al libro de José Mª RuizEl colegio Santa María. Una Institución en Portugalete (1939-1998).

Como dijimos fue el preparador Luis García el que popularizó este deporte en el colegio en la categoría de juveniles al comienzo de los años 60. Con el nombre de Menesianos y patrocinados por Guyma, aparecen en la foto superior del curso 64/65, pero fue a final de esta década, fotos inferiores) cuando disponen de un potente equipo patrocinado por Traspaderne. Tras quedar campeones de 2ª Regional, ascendieron a la primera división. El presidente era Javier Traspaderne y el preparador Txemi Herrero.

Al igual que pasó con el equipo de baloncesto, posteriormente pasó a llamarse Jarrilleros, teniendo siempre una buena cantera en los equipos escolares.

En 1971 se disputa el Trofeo Villa de Portugalete que lo gana el Vizcaya Club.




LA CASETA DEL MUELLE DE LA BENEDICTA

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El 17-6-2014, Txerra Cobos nos preguntaba la utilidad de unos restos que se aprecian en bajamar adosados al Muelle de la Benedicta por la parte correspondiente a la dársena. La citamos en otra entrada EL MUELLE Y LA DARSENA DE LA BENEDICTA, donde comentábamos una fotografía de un remolcador que como telón de fondo tenía la citada caseta, pero no pudimos aclararle, ni aclararnos, que utilidad pudo tener la construcción.
Ahora Aurelio Gutiérrez “el navarrillo” nos presenta en su blog LA VIDA PASA un artículo sobre los LIMITES DE JURISDICCIÓN ENTRE SESTAO Y PORTUGALETE, con un plano contenido en el expediente sobre límites jurisdiccionales entre Portugalete, Santurce y Sestao que se encuentra en el Archivo Histórico Foral de Bizkaia (Sestao 0201/007). Está firmado por Casto Zavala representando a Sestao y Francisco de Berriozabal por Portugalete. 
Ya conocíamos el plano, ya que se encuentra también en el Archivo Histórico Municipal de Portugalete, expediente C46-22 1888-89, pero no habíamos caído en el detalle de que a pocos metros del límite jurisdiccional se encontraba dibujada la caseta con la leyenda: “CASETA MADERA HOSPITAL”.

Dado que AHV se fundó en 1902, esta instalación tuvo que ser propiedad de La Vizcaya o de la Iberia, sirviendo quizás como hospital de sus obreros afectados por el cólera. ¡Vaya sitio para colocar un hospital!

En el acta del AHFB se dice: “Este mojón está situado sobre el muelle de la Benedicta y se colocará a 28,95 metros de una caseta de tablas que se halla en el citado muelle y 28,40 metros del amarradero de hierro que se  halla junto a la misma caseta…”
Por lo tanto, además de esa misión de HOSPITAL, también sirvió de referencia para la colocación de uno de los mojones comunes entre la Villa de Portugalete y el concejo de Sestao, realizada el 14 de Diciembre de 1889 en cumplimiento del Real Decreto de treinta de Agosto de 1889. 
La línea divisoria se fijó desde el mojón de piedra arenisca que estaba colocado a cinco metros del “Pozo de Abacholo”, que se encontraba en la confluencia del antiguo camino viejo que desde el Cristo se dirigía hasta Sestao, con el otro camino que se dirigía desde allí hasta la ermita de los Hoyos y que servía de divisoria de Sestao, Portugalete y Santurtzi. El siguiente mojón estaba en la carretera Portugalete-Bilbao entre la primera casa de Sestao propiedad de Balbino de Echevarria (A) y la casa de tablas propiedad de Domingo Castaños (B), dándose la circunstancia de que la caseta del fielato de Sestao (C) quedaba en jurisdicción de Portugalete. Desde allí seguía bajando hasta las cercanías de la boca del túnel hasta el punto llamado “Salverilla”, junto a la rivera del mar, o sea la “Fuente de los Jilgueros”, a 22 metros desde el ángulo N.O. de la casa oficina de la Compañía de Galdames y desde allí siguiendo una línea recta hasta llegar al mojón colocado junto al HOSPITAL citado. 

Este mojón del muelle de la Benedicta, supongo que desaparecería cuando se hicieron las obras de recrecimiento del suelo del muelle, pero la jurisdicción de Portugalete sobre la mayor parte del muelle no ha cambiado.

 JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO


¿VAS DE ESTRENO?

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Esa es una frase que usábamos entre nosotros cuando, estando en el inicio de la adolescencia, ya comenzábamos a apreciar el valor de nuestra imagen.

Significaba que el preguntado era portador de camisa o niqui, pantalón, zapatos, jersey, chaqueta,... nuevo o nuevos, lo que, en mi familia, se practicaba en los “días de estreno”: el Domingo de Ramos y en El Pilar.

Una vez estrenadas las prendas y pasadas esas fechas, se convertían en la “ropa de domingo”, que además de ser eso, servían para ir guapos a Bilbao o a visitar a los abuelos, acudir a las citas con el médico o con los profes,... Ponte “de domingo”, nos decían.

Gildo y Lángara, en la calle de Enmedio, para los zapatos; Duque, en Coscojales, para la ropa,... eran los comercios preferidos en casa. Más adelante, cada uno mantuvo y cambió sus preferencias a la hora de vestir. Por mi lado, más adelante, fue Roque quien me ayudó a esos efectos.

En mis 3 a 6 años, recuerdo los zapatos de charol adquiridos donde Gildo. Ignoro de donde venía la costumbre, no había opción. Parecían requeridos como parte del “uniforme de verano”.

De otras prendas de vestir, no tengo muchos recuerdos, sólo un Lacoste de color butano que estuvo de moda allá por 1964 o así. Otra cosa son las corbatas, a las que he odiado tras los años de colegio, por la imposición de su uso, sí, pero aprendí cuatro modos de hacer el nudo y, cincuenta años después, no los he olvidado.

El consejo familiar era mantener siempre la discreción. Compaginar nuestros gustos, y el ajuste a la moda del momento, con los requisitos maternos, era difícil. A veces, usé la rebeldía para obviar el desacuerdo. Por ejemplo, allá por 1972: compré una gabardina larga, por debajo de la rodilla. Se llevaban así, no obstante, por ese largo, desagradó en casa.

Visto que era un problema irresoluble, hice de tripas, corazón, y pasé a cambiarla por una gabardina de estilo británico, tipo levita corta, con solapas amplias, en marrón oscuro. Se trataba de borrar el ceño fruncido y los morros que recibí. Quizá la recordéis: contrastaba con la moda imperante. Mi envaramiento me salió por la culata. Esa prenda duró mucho.

Otra liza, era la de las camisas. Yo las deseaba de estilo Oxford, con botones en la punta del cuello, pero los gustos maternos iban por las de garganta expuesta y sin botones. ¡Cómo las odiaba!. Pasados los dieciséis, comencé a comprar yo sólo las mías.

Para esas fechas, año 1970, los días de estreno, habían dejado de ser tales. Nuestros planes nos dirigían a otros lares, lejos del clan. Ya fuera a la montaña, la nieve, excursión de amigos,...

Ya no compramos ropa “de estreno”. Se compra cuando se precisa o se desea. Medio siglo después, esas fechas de estreno, son dedicadas a descansar incluso a costa de viajar lejos. Pero... ¡qué duro es viajar!.

De vuelta, vestidos con el atuendo de diario, descansamos del viaje.

Martintxu



NOTA: Tal vez ésta entrada no contenga muchos recuerdos comunes
con los lectores.
Os animo a compartir los vuestros.


 Ante la falta de imágenes para ilustrar esta entrada
recurrimos al archivo de Eduardo Benitoy elegimos estos dos grupos, vestidos de domingo o de excursión,como recuerdo a los que ya no están con nosotros y homenaje a los que siguen al pie del cañón, aunque sea con ligeros achaques.





PORTUGALUJOS EN EL BATALLON ROSA LUXEMBURGO

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El tema de la guerra civil en Portugalete, ha sido tratado por Tasio Munarriz en su libro REPUBLICA Y GUERRA EN PORTUGALETE, donde estudia con minuciosidad el tema de la guerra civil recogiendo extensos apéndices, con los nombres de los portugalujos que combatieron o murieron, así como las familias o niños evacuados.

Según Tasio en los once meses que afectó la guerra a Portugalete, los batallones que pasaron algún tiempo en la Villa, fueron el “Ariztiñuño” en las escuelas de Casilda Iturrizar, el “Malatesta” en las escuelas de Zubeldia, el “Euzko Indarra” en el Palacio de Dueñas, el “Baracaldo-Martínez Aragón” en las escuelas de Trueba, el batallón comunista “Karl Liebknech” en el convento de Santa Clara, así como el Cuerpo Disciplinario de Euzkadi”, sobre el que Guillermo Tabernilla y Julen Lezamiz, publicaron en 2004 otro libro en el que documentan la estancia de este cuerpo en la Villa y nos ofrecen algunas fotos de estos en la Villa.

En el último año hemos tenido contacto con Amaya Ibergallartu, que a través de su blog dedicado al batallón Rosa Luxemburgo, aunque dicho batallón no pasó por Portugalete, nos ha descubierto un considerable número de milicianos relacionados con Portugalete.

Recurriendo a su blog, batallónrosaluxenburgo, recogemos encabezando esta entrada, los nombres que tras sus investigaciones
nos ofrece. Algunos pueden tener alguna incorrección, (en su blog ofrece mas información) siendo los cuatro últimos añadidos por referencia de José Manuel López Diez.

Como el próximo jueves va a ofrecer una conferencia sobre el tema, centrándose en los milicianos relacionados con Portugalete, creemos que es la oportunidad para los descendientes de aquellos que lucharon en este batallón puedan intercambiar información y sobre todo puedan corregir las ausencias o errores.







HACE DOS SIGLOS. INCIDENTE EL DIA DE SAN JORGE DE 1818 EN LA VISITA DE NUESTROS MOJONES

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Según nos envía Joseba Trancho desde Santurtzi, el próximo 2 de junio van celebrar su día de los mojones, siguiendo la antigua tradición que se daba en el pasado en todos nuestros pueblos.

En este caso nos invitan a todos a asistir a una recreación con personajes vestidos de época que representan a los que tomaban parte en estos eventos, como alcaldes, notario, concejales, etc. y tomando como base algunos mojones situados en el Serantes.

Esto nos da pie para recordar una de las visitas que hizo nuestro ayuntamiento en 1818 a los mojones que teníamos junto a la iglesia de Santurtzi y que  "casualmente" se celebraba el día de San Jorge, el 23 de abril.

Dejamos que lo cuente Mariano Ciriquiain:

Tradicionalmente en la mañanita de ese día el Alcalde salía de la Casa Consistorial de la Villa acompañado del Sindico, el Escribano y el Ministro Alguacil, con la vara en alto. Con solemnidad de ceremonia se dirigían los cuatro, por el camino de Santurce, a la iglesia parroquial del Concejo vecino. Llegaban hasta bajo las goteras del templo. El Ministro Alguacil mantenía en alto la vara. Hasta allí llegaba su jurisdicción. 
Los santurzanos que estaban congregados a la entrada de la iglesia esperando la hora de la misa del Santo Patrono, los mirarían con visible enojo.
-Estos de Portugalete son el demonio –dirían-. Ni en el día de la fiesta del pueblo nos dejan en paz.
El alguacil, la vara siempre en alto, les devolvería la mirada con desenfado de superioridad. Ni un paso menos. Allí mismo, bajo las goteras, llegaba la Villa. Luego se corrían hasta el mojón próximo, y después al pretil de la plazoleta. Todo era suyo. Restos de un pasado esplendoroso.
De vuelta, pasaban de nuevo bajo el límite que ponían las aguas pluviales que vertía el tejado de la iglesia. Una cola de miradas torvas seguía al cortejo hasta que se perdía de vista. Una vez en Portugalete, el Escribano extendía una diligencia en el Libro de Acuerdos de la Corporación haciendo constar haberse celebrado el acto posesorio, en presencia de varios testigos se Santurce, sin protesta alguna.
Ese año de 1818 al llegar el cortejo con el alcalde a la cabeza don Félix Joaquín de la Sota,al llegar a la casa de doña Rita de Salcedo, el Sindico del Concejo santurzano les vino al paso, con tono autoritario diciéndole a nuestro alcalde:
-Baje vuesa merce la vara.
Los de la Villa les contestaron con desplante; el caso no era para menos, y siguieron su camino con la vara en alto.
A la entrada del puente obligaron al cortejo a nueva detenida. Mas esta vez no era el Sindico quien les mandó parar, sino el alcalde del Concejo en persona, seguido del Escribano, del abogado Gutiérrez, de Cabieces, varios regidores y una multitud de gentes cuyo número no bajaba de 200 personas de ambos sexos. Esto ya era peor. El de Santurce insistió cortésmente a su compañero de Portugalete que bajara la vara. Pero intervino el picapleitos de Cabieces diciendo que no debía invitar, sino mandar; estaba en su jurisdicción. El alcalde de la Villa defendió su derecho invocando varias Reales Cartas Ejecutorias. Pero no le valió. Le contestaron manifestándole que valían menos que un papel mojado o una bula vieja. Se agrió la discusión. El abogado Gutiérrez era el que atizaba el fuego, quizás buscando el pleito. Acalóranse unos y otros. Y el Alcalde del Concejo, perdiendo toda conciencia de su responsabilidad se arrojó sobre el de Portugalete y le arrancó la vara de las manos entre aclamaciones y rechiflas de la gente agavillada con aparato tumultuario. Todo un pueblo contra cuatro. Y en su casa.
 Los de Santurce no estuvieron bien. Hay otra manera de hacer las cosas.

EL FUERTE DE SAN ROQUE DE 1875: EL PROYECTO

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Tras las noticias que José Luis Garaizabalnos dio sobre el fuerte militar de San Roque en los años 30 del siglo XIX, recogemos la parte de su trabajo que se refiere al que se volvió a construir tras la última guerra carlista, analizando en esta entrada su proyecto y en otra próxima su construcción:



Tres décadas después de que se demolieran las fortificaciones sobre Abatxolo y el cerro de San Roque, aquel deseo “…a fin de que en ninguna ocasión pueda servir de baluarte a los enemigos del Gobierno“, se lo llevó el viento, ya que los carlistas sitiaron de nuevo la Villa en 1873 e instalaron sus baterías en la cima desnuda y aplanada de ambos cerros (la foto superior corresponde a ese año) y seguramente sobre el solar del “llamado el nuevo”, instalaron la batería nº 4 (Plano del Sitio de Portugalete – J. Pajares 1874).

Según nos contó en su diario, Marcos Escorihuela, el 10 de Octubre de 1873: “Noticiosos los carlistas de la próxima traída de Bilbao de unas casas blindadas para fortificar el Alto de San Roque, han hecho obras ofensivas o trincheras en Campanzar y en el Pozo de Abacholo”. Dos días después, los carlistas disparaban su artillería sobre la Villa desde San Roque.

La Villa se rindió el 21 de Enero de 1874, retirándose los carlistas el 1 de Mayo. De lo sucedido el 18 de Mayo, Escorihuela nos narra: “Se trabaja activamente hace días para fortificar principalmente los altos de San Roque y Campanzar, donde quedan colocados ocho grandes cañones, que si se hubiese hecho en Agosto pasado, se hubieran evitado ruinas dolorosas e irreparables…”.

Dado que había que alojar a los militares de los batallones Barbastro y Segorbe, y que la Villa no contaba con instalaciones adecuadas, surge el proyecto de “Cuartel defensivo en la Villa de Portugalete, en el Alto de San Roque”. El proyecto, descripción, presupuesto y pliego de condiciones lo hemos localizado en el Archivo Histórico Foral de Bizkaia (Bilbao Primera 0196/003) fechado el 26-8-1874, y nos permite conocer las características del acuartelamiento.

El plano dibujado en tela, se encuentra en pésimo estado, ya que al haberlo doblado en fresco o a temperatura o humedad inadecuada, ha provocado que se calquen unas imágenes sobre otras y me ha requerido un arduo trabajo de borrado de los trazos calcados. Está fechado el 11 de Agosto de 1874 y firmado por el Comandante de Ingenieros, Eduardo de Mariategui.

Se trataba de alojar de forma urgente a 150 hombres en un edificio compuesto por un piso central elevado y en otro piso menor debajo de las dos alas. El contratista debía acabar la obra en 70 días.

El edificio de 115 m de longitud por 12 de anchura (deducimos por el plano), contaba con tres grandes puertas (p’, p’, p’) de 2,20 m, dos de ellas chapadas con plancha de hierro “para que no pasen las balas de fusil”, lo mismo que las ventanas de la cocina (v, v’), excusados (L, M), las estancias (d’, d’, d’, d’) y las puertas de las casamatas que están frente a la escalera. El dormitorio de la tropa contaba con claraboyas en el techo y un suelo de madera desmontable en su parte central, para tener acceso a las rampas que permitían conducir las piezas a las casamatas (G, G). Los blindajes con madera eran de medio metro de espesor. El suelo de los dormitorios iba empedrado para facilitar el paso de las piezas. Las aspilleras del dormitorio de tropa, lo mismo que en otras dependencias podían cerrarse con tablas dotadas de bisagras. Unas escalerillas (E) daban acceso a las dependencias del gobernador, oficiales, oficial de guardia y telégrafo (d’, d’, d’, d’). Mediante cuatro tubos de hierro galvanizado se ventilaban las dependencias subterráneas, sobresaliendo un metro por encima del tejado. El tejado era únicamente de chapa galvanizada (776 m2), lo que hace suponer que originaría unas temperaturas extremas para los alojados. Contaba con un depósito de agua de 6 m3. Las diferencias entre tropa y mandos eran evidentes, contando con cocinas y excusados diferentes. Igualmente, solo los excusados de oficiales contaban con inodoro. El cuartel contaba con foso que debió ser excavado, etc.

El presupuesto se fijó en 27.309 ptas. con tres plazos iguales para los pagos: 1º a la mitad de la obra, 2º a la conclusión y 3º dos meses después de entregar la obra, estableciendo una multa diaria de 25 ptas. por retrasos y en caso de adelanto se le bonificaría con 12,50. Las ofertas se podían presentar hasta el 3 de Septiembre, ganando el portugalujo Pedro Lecue e Ibarreche, casado, carpintero de 38 años de edad, domiciliado en la calle Santa María nº 9-pral., que ofertó 26.625 ptas., contra las 26.800 que ofertó el abandotarra Pedro Bilbao.







 



EL FUERTE DE SAN ROQUE DE 1875: LA CONSTRUCCIÓN

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La dirección de la obra, así como la custodia del único plano existente, se realizaba desde el Ayuntamiento de Bilbao.

El 20 de Noviembre de 1874, Adolfo Morales informa “que las obras tienen un considerable retraso y siguen con lentitud, privando al soldado del reposo y descanso que le es necesario en las horas que no está de servicio, máxime en la estación entrante en que este se hace con más dificultad.”. Suplicaba se active por cuantos medios estén a su alcance, las obras tanto del Cuartel de San Roque como de los demás que se construyen por esa corporación municipal”.

El día 26, Pedro de Lecue solicita una prórroga a causa de los temporales que reinan en la mar que le habían impedido proveerse de todo el material. La instancia se la enviaron al Coronel Comandante de Ingenieros para que viese si eran legítimas y fundamentadas las causas alegadas.

Al día siguiente, contesta el Coronel, que el contratista tenía que conocer el tiempo que hace en la región. “Únicamente es de tomárselo en cuenta, que las grandes lluvias habían deshecho las mamposterías”. A pesar de todo, le concedió una prórroga de 25 días para entregar la obra el 15 de Diciembre.

Las condiciones meteorológicas debieron ser terribles aquel otoño, ya que el 14 de Diciembre solicitó una nueva prórroga, que le fue concedida hasta el 15 de Enero, teniendo en cuenta: “el temporal extraordinario, que lo ejecutado hasta entonces era correcto, que la fuerza del viento y la lluvia le había destruido varias partes de la obra, obligándole a rehacerlas,y que la prórroga anterior concedida había sido casi en su totalidad tiempo perdido para el trabajo”.

En Enero de 1875, se le abonó el segundo plazo de 8.875 ptas., lo que significa que las obras se habían finalizado o estaban a punto de finalizar. El primero lo habían satisfecho el 22 de Octubre de 1874. El 14 de Febrero de 1875, sin embargo, aparece un presupuesto adicional de 3.272 ptas. por mampostería de cimientos y vigas de roble.

Además, en esa fecha, Ricardo Seco, Capitán del Ejército y Teniente de Ingenieros, tras un reconocimiento, certificó la solidez de la construcción y que estaba de acuerdo a las condiciones de la contrata y terminado en el plazo, por lo que autorizaba el pago final de las 8.875 restantes, hecho que se produjo el 16 de Abril de 1875. Por lo tanto el cuartel se terminó en Febrero de 1875.

En el blog MIKELATZ se le describía en 1875 como “luneta achaflanada en el saliente. Cuartel defensivo que cierra la gola y que prolongado hasta la contraescarpa, da defensa a los fosos”. “Tenía una dotación de 100 infantes, 40 artilleros y 6 piezas de artillería”.En el plano de Otaduy de 1878, solo se dibujan 5 piezas de artillería.

Solo conocemos dos imágenes de este primer cuartel. Una se encuentra en los fondos del Museo Zumalacarregui,( Z,3 - TOMO III - PAG. 162), titulado “Muelle nuevo de Portugalete”) que apareció en el libro de 1880, “Oasis, viaje al País de los vascos”. El grabado, obra de Eriz,  muestra la iglesia con su torre desmochada y en el cerro, el fuerte con sus múltiples aspilleras mirando hacia Portugalete. La otra aparece en el cuadro pintado por J. Mennie en 1880.
JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO


CARTAS MARINAS: (1) 1339 GALETO

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José Antonio Soto se ha adentrado en la Biblioteca Nacional Francesa en busca de cartas marinas en la que aparezca nuestra villa marinera.

Hoy recogemos la primera de ellas que según nos indica es el portulano más antiguo de la Escuela Mallorquina y que está fechado en 1339, la década siguiente a la fundación de Portugalete.

Recoge nuestro continente europeo y su título es Carta marina del Mar Báltico, Mar del Norte, Océano Atlántico Este, Mar Mediterráneo, Mar Negro y Mar Rojo. El autor es el mallorquín Angelino Dulcert/ Angel Dolcet/ Angelí Dulcert.

Dada la amplitud geográfica que recoge, y que nos lo ofrece con muy buena calidad, recortamos bajo estas líneas la zona que nos atañe y que llega hasta los castillos de Soria y Burgos, en donde encontramos entre Bilbao y Castro, GALETO.






RECUERDOS DEL MATADERO

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Antes de recoger en la próxima entrada el trabajo de investigación de Aurelio Gutiérrez Martín en su blog LA VIDA PASA, sobre el proyecto del matadero municipal de 1891 ya desaparecido, recogemos hoy sus recuerdos de infancia, que lo son también de muchos portugalujos:



Mientras elaboro este artículo, en mi mente fotograma a fotograma, tanto del interior, como de los alrededores del matadero de Abacholo o de la Atalaya, que es como nosotros le conocíamos, voy viendo parte de mi Vida.

Me veo acudir al matadero bajando por la cuesta y comprando algún chuche en la casa de Conce, pararme en la chabola del zapatero remendón que tantas horas me acogió en su interior, y antes de entrar en el matadero, jugar un rato en la vagoneta que estaba abandonada junto a la casa de la familia Tellechea. Esta, años atrás había cumplido la misión de trasladar las rocas de la cantera al muelle de Portugalete.

Me impresionaba, como los matarifes Toñín, Gabino, Pedro, Basilio, y algún otro, los cuales me perdonen no acordarme de su nombre, de qué manera daban la puntilla y despiezaban las reses a base de hachazos certeros. Recuerdo vagamente como parte de esta carne de res antes de ser distribuido en las carnicerías, se cargaba en un carro tirado por un caballo de nombre Isleño que era conducido por Txutxi Benito” Txaquetas”, como bien me recuerda mi entrañable amigo Eduardo Estancona, y como aquello que no se aprovechaba, terminaba en la Ría para engordar a los carramarros, próximas víctimas de nuestros quisquilleros. Hoy en día, aún identifico el gruñido del cerdo antes de ser sacrificado, y el olor tan característico de su piel quemada, proceso que de principio a fin seguíamos con expectación.


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