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HERMANDAD DE SAN JOSÉ DE SOCORROS MUTUOS (2)

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Como estamos ante la festividad de San José, José Luis Garaizabal nos completa su trabajo sobre la antigua Hermandad portugaluja:



Después de escribir la entrada del 23 de Enero pasado, hemos recibido de nuestros buenos amigos Loiola y Xabier Martínez Bilbao nueva documentación sobre la Hermandad, que nos anima a esta nueva entrada. La documentación se la hizo llegar Fernando Rueda que a su vez la había recibido, junto a la bandera de la Hermandad, de manos de Chus Navarro, hijo del que fuera Secretario de la Hermandad. Desgraciadamente, el Libro de Actas no ha aparecido y por lo tanto no podemos fijar con exactitud la fecha de disolución, aunque como ya dijimos, César Saavedra la estimaba en 1982, fecha que nos parece un poco exagerada según los testimonios recibidos. Las hachas funerarias en mejor estado que estaban depositadas en Casa Navarro se donaron a Balmaseda.
La documentación recibida (recibos, facturas, listas de hermanos, cuotas, socorros prestados, balances de cuentas, solicitud de ingreso, etc.) nos ha permitido conocer algunos detalles de la vida de la Hermandad entre los años 1952 y 1972. Ya dijimos que el Reglamento que dio origen a la entrada anterior había sido aprobado el 19 de Marzo de 1931 y modificado en la Junta General Extraordinaria celebrada el 17 de Febrero de 1946, siendo Mayordomo, Víctor Aroma y Secretario, Santos Navarro. Después sería modificado en la Junta Ordinaria del 19-3-1967.
De la lectura de las actas y recibos, hemos recogido sobre estas lineas, aunque incompletas, las diferentes juntas que dirigieron la Hermandad durante cerca de veinte años, destacando el cargo de vice-mayordomo que ocupó ininterrumpidamente Julián Aurrekoetxea Mota hasta su fallecimiento. En 1962 se nombró Mayordomo Honorario al nuevo Párroco, Pablo Bengoechea, cómo anteriormente lo fue Angel Chopitea.
Dado que todos los años se debían presentar al Gobernador el Acta, las cuentas y la lista de hermanos, vemos que había cuatro categorías: Hermanos de Número, Hermanas de Número, Hermanos Protectores y Hermanos Honorarios. Algún año aparece una quinta categoría: los Hermanos de Patrocinio, entre los que estaba el enterrador. El número total llegó en 1964 a 230 hermanos con la siguiente distribución: 130, 16, 62 y 22 respectivamente. Las dos primeras categorías pagaban 15 ptas. anuales y las otras dos, 10 ptas.
Como ya dijimos, era una hermandad de Socorros Mutuos que poco a poco fue perdiendo su razón de ser con la llegada de la Seguridad Social. A pesar de ello, vemos que las dos últimas personas que recibieron socorro por enfermedad fueron Benito Ocariz que cobró durante los años 54 y 55 a razón de 360 ptas. anuales y Martín Goiburu 90 ptas. por 60 días de enfermedad. Los otros socorros eran sufragar las misas de salida y el traslado del féretro.
Todos los pagos los aprobaba el Tesorero en una nota en la que figuraba el sello de la Hermandad, que se componía de una sierra de cuerda de carpintero y una vara florida con tres azucenas que representaba a San José. Este emblema figura también en el centro de la bandera que se encuentra depositada en los fondos del Museo de la Basílica, cuya fotografía nos ha facilitado Jose Mari Ruiz.
No vamos a citar todos los detalles encontrados, pero si vemos que para la Junta Anual en las Escuelas de Zubeldia, se preparaba un lunch a base de queso manchego (suministrado por D. Dañobeitia, T. García o J. Abasolo), más de 200 ritxis de la Panadería Garaizabal y el vino blanco especial siempre de Acha (dos garrafones, uno de ellos de regalo). El precio del queso pasó de 27 ptas./kilo en 1954 a 150 en 1971, el vino de 6,37 a 13,50 ptas./l y el pan desde 0,55 ptas. c/u. a 1,50.
Del cobro de recibos y función de avisador se encargaba Bernardo Cobos hasta 1955 al que siguieron Felipe Berlanga y Gabriel Lashayas. El enterrador Maximiliano Galiana se encargaba de bajar las hachas desde el Cementerio a la Basílica y de la preparación del lunch en Zubeldia se encargaba Petra Leanizbarrutia.
Ya dijimos que los hermanos se encargaban de portar el Cristo Yacente, vistiendo diez hábitos negros con sus fiadores y cordones de seda para los bolsillos. Igualmente llevaban guantes negros. Estos hábitos los confeccionaron las monjas de Santa Clara en 1955.
El 24-12-1964 se promulgó una ley de Asociaciones y tras varios retrasos y dado que había finalizado el plazo, debieron acomodar el Reglamento a la nueva Ley, actualizándolo en la Junta Ordinaria del 19-3-1967. El 21 de Abril así se lo comunicaron al Gobernador, “suplicando se sirva conceder la oportuna autorización, para la continuidad en su funcionamiento de la Hermandad de San José de Portugalete, creada con fines caritativos y de asistencia espiritual de sus hermanos”.
Uno de los artículos que fue necesario modificar se refería a la imposibilidad del acompañamiento del féretro de los hermanos fallecidos hasta el Cementerio, al haber desaparecido esa costumbre en 1964. En su lugar se celebraba una Santa Misa con responso el domingo que creyera conveniente la Junta. El Mayordomo citaba a los Hermanos de Número para que asistieran obligatoriamente. Igualmente debían asistir a la Misa del día de San José y a la Junta General.
Para finalizar mostramos un collage con varias facturas que aparecen en la documentación, que será entregada al Archivo Histórico Municipal de Portugalete. Si alguien conoce el paradero del Libro de Actas, póngase en contacto con nosotros pues así quedaría toda la documentación a buen recaudo y con acceso a los investigadores futuros.





EL MUELLE DE HIERRO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX EN LAS FOTOGRAFIAS DE HAUSER Y MENET (2)

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El detalle del Muelle de Hierro correspondiente a una foto de Hauser y Menet que nos ha facilitado José Antonio Soto y que corresponde a la primera década del siglo XX, nos sirve para recordar el motivo que Churruca alegaba para darle la curvatura que tiene:

Para acabar con la barra de arena  y abrir a través de ella un cauce permanente, era preciso favorecer esa natural tendencia de la corriente, prolongando para tal objeto el muelle, hasta pasar los bancos de la barra, según una línea ligeramente curca que volviera su concavidad hacia el cauce.

Con el gran radio de la curva que convenía adoptar para no dificultar la entrada de los buques, la canal quedaría más protegida de las mareas del N.O. lo cual no solo era conveniente para los buques sino también para la conservación de la profundidad del cauce.

Recomendamos para los interesados ver en la Biblioteca Digital Portugaluja, el libro de la Colección El Mareómetro, La Ría y el fin de la barra de Portugalete, de Evaristo de Churruca. 

Igualmente es interesante la página del blog de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial sobre este tema con el título de Cinco años de una actuación desacertada.












JUAN ANTONIO DE ZUNZUNEGUI Y LOREDO (1900 – 1982)

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Con motivo de conmemorarse este año el 50 aniversario del Instituto Juan Antonio Zunzunegui, recordamos hoy la figura de este insigne portugalujo de la mano de Roberto Hernández Gallejones:

Nuestro ilustre escritor nació un 21 de diciembre en el nº 2 de la calle Casilda Iturrízar en el seno de un típico hogar de la burguesía vizcaína, siendo el único hijo varón, de un total de siete hermanos. Este ambiente familiar de neta preponderancia femenina va a marcar su obra. Recibió la educación tradicional de los de su clase, cursando las carreras de Filosofía y Letras y Derecho. En la Universidad de Salamanca conoció e intimó con Don Miguel de Unamuno. A raíz de este encuentro siempre afirmó que tal autor le había aportado parte de su bagaje ideológico. Amó siempre mucho a su Villa natal, aunque a partir de 1948 residiría definitivamente en Madrid.

En 1943 consiguió el Premio Fastenrath, de la Real Academia Española. En 1948 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su novela LaUlcera, totalmente ambientada en Portugalete. El Ayuntamiento jarrillero le concedió la Medalla de Plata en 1949. El año 1952 alcanzó el Premio del Círculo de Bellas Artes de Madrid. El 24 de abril de 1960 leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua Española, sustituyendo a Pío Baroja en el sillón de la letra O. Falleció en su casa madrileña el 31 de mayo de 1982.

La sesión ordinaria del Ayuntamiento de 2 de noviembre del mismo año, aprobó la solicitud del Director del Instituto de Enseñanza Media de Portugalete, para rebautizar con su nombre dicha institución docente. El 21 de diciembre de 1983 se realizaron diversos actos patrocinados por la municipalidad en homenaje a su obra y a su figura, descubriéndose un busto del escritor realizado por el escultor Jesús Torre en la plazoleta ubicada junto al Puente Colgante.

Afiliado inicialmente a las juventudes mauristas, fue miembro destacado de la tertulia del café bilbaíno el Lion d’or, capitaneado por Pedro Eguillor. La flor y nata de la intelectualidad acudía a dichas reuniones, como Gregorio Balparda, Enrique Areilza, Ramón Basterra, y ocasionalmente Unamuno, Ortega y Gasset,
Eugenio D’ors, etc. Los más asiduos simpatizaban con el totalitarismo de Mussolini. Más tarde entabló amistad con José Antonio Primo de Rivera, a quien dedicó una obra inédita. Sin embargo, el resto de su vida sufrió el ostracismo del régimen franquista y la censura de algunas de sus obras, todas ellas imbuidas de sus fervientes creencias social-cristianas.

Dividió su amplia creación literaria en lo que él llamaba novelas de gran y pequeño tonelaje, y a sus apuntes y esbozos embarcaciones auxiliares, se puede distinguir un conjunto de novelas de Bilbao, o ambientadas en Portugalete y aledaños, y una fase novelística madrileña. Es un narrador claro y agudo, fluido, siempre ameno, preocupado por reflejar de la manera más auténtica el habla del pueblo y las distintas jergas profesionales. Notorio coleccionista de palabras arcaicas y de términos en desuso, difunde e inventa un buen número de neologismos. Moralista, estudia las costumbres dentro de un tono ácido e irónico penetrado de una filosofía social muy pesimista. Fustiga con acritud a la burguesía ávida de dinero, odiando la codicia y la falsa hipocresía social de su época, contemplando con una mirada tierna, y quizás algo paternalista la condición femenina de aquella etapa, y la vida de los marginados y menos pudientes. Citado siempre como novelista, su faceta de cuentista no le va a la zaga. En su quehacer literario se puede ver el influjo de Unamuno, Baroja, Eça de Queiroz, frecuentando desde su juventud los libros de Machado, Gerardo Diego, Rubén Darío y Proust, entre otros. Inmortal clásico contemporáneo, su obra perdurará, aunque sería muy deseable la reedición completa de todos sus trabajos para que las generaciones venideras los conozcan y disfruten.

En nuestra portugaluja Colección El Mareómetro, se han dedicado cuatro ejemplares a su obra, empezando por retazos de sus Recuerdos y relatos de infancia y mocedad, y su trilogía de novelas portugalujas, El chiplichandle,La úlcera y El barco de la muerte.



Una reseña más completa de la figura de J.A. Zunzunegui
se puede consultar en el trabajo del autor
en la Biblioteca Digital Portugaluja, titulado

HUELGA DE ESTUDIANTES EN EL INSTITUTO DE PORTUGALETE EN 1974

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Siguiendo con el motivo del medio siglo de existencia del Instituto Juan Antonio Zunzunegui, presentamos hoy una entrada redactada por Tasio Munarriz referente al mismo:

El Instituto de Bachilleratofue inaugurado en Portugalete en 1967 y el 18 de julio de 1974, aniversario de la sublevación franquista, siendo directora Begoña Velasco, con la presencia del ministro de Educación, como se ve en la foto superior, se le puso al edificio una placa bendecida oportunamente por un cura que no era de ninguna parroquia de la Villa, con su nombre y en reconocimiento por sus atenciones al centro. 
El alcalde, José Manuel Esparza, respondió con un discurso de agradecimiento y reconocimiento de la labor de todos los docentes de la Villa que atendían a 14.000 alumnos.
En 1982 se retiró esa placa y el Instituto recibió el nombre del escritor portugalujo Juan Antonio Zunzunegui por ser el año de su fallecimiento. 
Ignoro el motivo concreto, pero el 12 de enero de 1977 los estudiantes del Instituto comenzaron una huelga de no asistencia a clase pidiendo la expulsión de Begoña Velasco y la readmisión de la alumna delegada de COU Inés Galdeano. 
El día 20 volvieron a clase con la condición de que en quince días se admitiesen sus peticiones.




LAS ÚLTIMAS PROCESIONES DE SEMANA SANTA EN PORTUGALETE (2)

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Las fotos de hoy que nos ha enviado Juan Alberto González corresponden a la procesión del “Encuentro” en el Viernes Santo que tradicionalmente se celebraba por las calles del Casco Viejo y que este año de 1960 se quiso sacar de ese tradicional escenario.

Parece ser que el paso del Nazareno con la cruz, partió del Hospital de San Juan Bautista, para encontrarse con los pasos de la Dolorosa y San Juan que habían salido de la iglesia, en el cruce de Carlos VII y General Castaños.
Los pasos eran llevados a hombros de la Cofradía de San Juan Evangelista. En la foto superior el momento del encuentro de los dos pasos del Nazareno y San Juan, en el cruce de Carlos VII con la desaparecida casa de los tres portales a la derecha. A continuación San Juan se apartaba después de hacer una inclinación para dar paso a la Virgen que venía detrás y que se encontraba con su Hijo, inclinándose ambos pasos como saludo.

Después las tres imágenes juntas bajaban por la calle Nueva para pasar por Atarazanas (momento que se recoge en la foto inferior) para dirigirse a la Basílica.

La imagen de San Juan, había sido donada ese año por Margarita Araco, la mujer de Julián Bayo, y se sacó esos años hasta 1967 que desaparecieron las procesiones.


A la derecha otro momento de las procesiones de ese año subiendo dicha imagen por la calle Nueva a la altura del edificio del Batzoki, en aquellos años incautado por el régimen y sede del “Frente de Juventudes” de la Falange.


CASA NAVARRO Y LAS FOTOGRAFIAS NOCTURNAS DE PORTUGALETE (1)

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Hoy queremos que esta entrada sirva de acuse a recibo a Jesús Navarro Suarez por las fotografías que nos ha cedido y que pasan a engrosar directamente los fondos del Archivo Histórico Municipal.

Para nosotros Jesús representa el último eslabón de un comercio centenario portugalujo dedicado a la iluminación como fue Casa Navarro en la calle del Medio.

Al margen de que posteriormente volvamos a mostrar las fotografías que nos ha traído, las de hoy son del año 1943 con motivo del Congreso Eucarístico celebrado en la Villa.

En la superior tomada desde el Campo de la Iglesia corresponde al momento de la procesión nocturna por la ría y en el centro del puente la fecha de 16 al 20 Año 1943.

Son fotografías nocturnas con la dificultad técnica que en aquellos años suponía y que muestran la iluminación, como vemos bajo estas líneas, del ayuntamiento y del kiosko de la música, que corrió a cargo de Casa Navarro.

De las fotos que nos envía también hay una del Sporting Club de noche y que el ayuntamiento utilizó en el programa de fiestas del año 1928, como se ve junto a estas líneas.




RECOGIDO DE LA PRENSA: PIONERAS JARRILLERAS

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 Hace un mes que apareció el último número de Cuadernos Portugalujos, dedicado a las mujeres y cuando están a punto de agotarse los 3000 ejemplares que se reparten, el periódico DEIA en su edición dominical y bajo la firma de Miguel Angel Pardorecoge con amplitud su reseña.

Como señala el periodista y ya adelantamos en la presentación el día 8 de marzo, a medida que los trabajos de investigación prosiguen y se nos van aportando noticias y materiales para nuevas figuras, que no han sido recogidas, las iremos dando a conocer. Si en el campo de la medicina nos ha aparecido la figura de Ticiana Iturri, que ya hemos traído a este blog, en el Archivo Histórico hemos encontrado que en noviembre de 1940 consiguió autorización para abrir un gabinete odontológico en el 2º piso del nº 12 de General Castaños, Mª del Pilar Carranza e Iza, que según atestiguaba estaba en posesión del “Título Oficial de Odontólogo”.

Perteneciente a una conocida familia portugaluja, de momento sólo sabemos de ella que vivía en esa fecha en Bilbao y según internet falleció en Madrid en 2008.

Otra recordada y muy querida jarrillera que no se recogió en el ejemplar publicado fue Ángeles Gárate “la lechera”, la primera mujer que fue elegida para pregonera de las fiestas patronales. La foto bajo estas líneas enviada por su hija Mari Paz Bilbao, puede ser junto con las que nos promete facilitar parte del material para componer su recuerdo.


LAS ÚLTIMAS PROCESIONES DE SEMANA SANTA EN PORTUGALETE (3)

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Finalizamos hoy con la serie de fotografías sobre los últimos años de las procesiones de Semana Santa con la aportación que nos hace Josemari Ruiz y que sacadas desde su casa el 24 de marzo de 1967 nos muestran la procesión del Viernes Santo.

Al contrario que las anteriores que mostramos del año 1962 en esta procesión la imagen de San Juan y el Nazareno van por Atarazanas para subir por la calle Nueva y regresar por General Castaños. En esta última foto se ve como el desfile iba precedido por tres txistularis municipales vestidos de gala.

Para completar esta procesión recurrimos al libro editado por la Asociación de Amigos de la Basílica, PORTUGALETE. Fotografías de su pasado religioso, con otras dos imágenes de ese día de Viernes Santo de 1967, sacadas también por Josemari.


Hemos recurrido también al libro de Tasio Munarriz, Santa María de Portugalete. Parroquia revolucionaria 1961-1982,pero la única referencia al tema es la fotografía de ese año de la festividad del Corpus, que sería también la última de la historia jarrillera.





LOS AUTOBUSES DE DOS PISOS DE LA LINEA BILBAO-SANTURCE

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Estos días hemos visto en facebook una foto del autobús rojo de dos pisos que unió durante algunos años Bilbao y Santurtzi, y nos hemos acordado que ya en su día nos lo recogieron desde la Revista digital de las bibliotecas de Santurtzi, Bolintzi, en una de sus entradas.

La compartimos también nosotros, por los recuerdos que nos traen y la curiosidad que despierta en los que no los conocieron.

Los tranvías que nos unían con la capital bilbaína, desaparecieron en 1959, y para entonces ya en Bilbao habían aparecido los trolebuses, autobuses movidos por energía eléctrica que tomaban de una catenaria de dos cables, que habían sustituido a los tranvías a partir de 1940. Los de dos pisos llegaron en 1962 adquiridos de ocasión en Londres en una operación conjunta con otras ciudades del Estado y algunos se transformaron en autobuses diesel, como este “quince” que recogemos en la foto.

En él se ve el anuncio del Corte Inglés inaugurado en 1969, o sea que la foto será de los años 70.

La procedencia de esta FOTO ALLAN, expuesta en una exposición en la Sala Ondarre, era la colección de Javier Vivanco.

Bajo estas líneas una postal de Bilbao en los años 60 con los trolebuses de dos pisos y tras el Puente Colgante toda la zona del Zubialde y las casas de Cotera sin construir.


EL ÚLTIMO CARGADERO DE LA DARSENA

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Hoy recogemos tres fotos que nos han ofrecido en facebook, Jon Koldo Fdz. de Iturrospe, (la superior), Luis Casas (la inferior) y Eneko Arce con el recorte del periódico.

Estamos ante el último cargadero de mineral de la dársena, el conocido como El Espigón, y cercano a La Canilla, que desapareció en 1973.

No se nos ofrecen fechas de las fotos por lo que hay que situarlas hacia los primeros años 70 y quizás los 50 la de abajo.

Sobre este tema de los cargaderos ya hemos hablado en otras ocasiones por lo que recomendamos la entrada con el título Restos de la explotación minera en Portugalete.




RECOGIDO DE LA PRENSA: DOLORES VEDIA, NUESTRA PRIMERA GASTRONOMA.

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Si en el último número de Cuadernos Portugalujos, DoloresVedia Goosfends, (le dedicamos una ficha en enportugalete.com) figuraba como pionera de la historia de la gastronomía portugaluja, hoy es el suplemento Jantour de gastronomía de EL CORREO, quien con la firma de Ana Vega Pérez de Arlucea, le decida una página, que como es costumbre añadimos a este blog.

Sobre su relación con la Villa lo hemos tratado al hablar de la Torre de Ibarreta, o de las mujeres en la gastronomía portugaluja.

EL RELATO DEL FIN DE SEMANA: LOS MAESTROS

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 Algunos de los lectores de mi blog dicen que escribo bien. Ya me lo habían referido cuando, años atrás, dejaba las notas de producción en el libro de instrucciones para los operarios de la planta química donde trabajé hasta 2004.

Bien, no me gustaría nada, pero nada, pensar que eso sea cierto por causa de la labor de dos de mis maestros, el de 2º en Zubeldia y el de 4º en el de R. Medina.

He usado a palabra "maestro" para dejar aclarado que hablo de tiempos de escuela nacional. A ellos les hice novillos, pira, si. Ambos daban miedo. Aparte de ellos dos, hubo otros maestros de escuela de los que considero que llevo guardada su huella.

De uno de ellos, su rastro, me ha marcado para siempre. Fue Don Emilio, Don Emilio Brull Valero, con todas sus letras. Cuando él llegó, a la misma clase que el curso anterior, nos mantuvimos en el mismo asiento, cosa que, entre otras, él respetó. Fue un profe de los que fumaban en clase, explicaba pausado y tenía muy buena letra. El primer día nos ganó a todos. Tras el rechazo inicial que pudiera presentar, era un hombre de más de sesenta años de voz muy grave y con aspecto iracundo, siempre con traje y corbata,… él nos ganó haciendo la clase atractiva.

“Queríamos ir” a clase, desde el primer día. No hice pira ni un día de clase. Fueron dos cursos, con mis nueve y diez años, uno cuarenta de alto, inolvidables.

A poco de llegar, rotular artísticamente el cuaderno ya no era lo que más tiempo nos tomaba, estábamos haciendo tareas que permitían aprender con las manos: tres listones sobre tablero para indicar las posiciones horizontal, vertical e inclinada, una maqueta de la escuela en cartulina, un mapa tridimensional en moldeado en yeso con nuestras manos en equipo,… Y, para rematar, la oportunidad alcanzada de obtener una beca PIO que nos facilitara el paso al bachillerato. Lo que hicimos en colegio privado.

Antes de seguir, diré que de los cinco maestros que habían impartido clases a las que asistí, sólo puedo salvo a dos. Ya he citado a Don Emilio. El otro es Don Vicente, de Zubeldia, que residía justo enfrente de la escuela. De él aprendí, además, a escribir con pluma. No sé si es buen promedio dentro de la institución de los maestros de escuela. Pero es lo que viví y recuerdo. Y no tengo la sensación de que esto que lo que refiero sobre escribir, o no, bien, se lo deba a los otros tres, no.

De otros maestros, casi no recuerdo los apellidos.

Tras el cambio de centro, clase de 1ºA, Don J.L. (Rodriguez, creo) un profe seglar de Lenguaje que sacude en la mano con “Dª. Remedios”, a quien falla en las respuestas. Mal empezábamos. Y peor: en una sustitución al profe de gimnasia, en un día de lluvia que invitaba a suspender la clase, no la suspendió, sino que la trasladó al frontón. Ante la meteorología, algunos niños no llevaron ropa de deporte. Solución, haréis gimnasia en calzoncillos. Respuesta de la dirección del colegio, no renovación del contrato. Respuesta de los niños al saberlo, alivio.

El tutor, era entonces el hermano Dámaso, duro pero abierto, sensacional. En 2º y en 3º, el tutor fue el hermano Marino, de quien guardo muy buen recuerdo. En tercero, el hermano Jesús Barriuso, que además, era organista junto con el hermano Jacinto nos impartía dibujo. Él creó los grupos de actividades extraescolares, entre ellos, los scouts.

Para 4º, va el hermano Jose Carlos, gran aficionado a castigar las faltas e incorrecciones con audiciones musicales vespertinas. Él nos explicaba Historia Universal y, con la ayuda del hermano Ildefonso, nos ilustramos en la asignatura de Historia del Arte. Fue duro por lo que hubimos de memorizar, pero, años después, viendo el retablo de Sint Baaff, de los hermanos Van Eyck, en Gante (BE), el recuerdo me hizo humedecer los ojos.

¿Os imagináis una tarde de sábado entera en el cole escuchando a Wagner mientras hacíais los deberes y estudiabais? Pues eso, ocurría. El hermano José Carlos, era el disc jockey.

Tras la Reválida Elemental, en quinto, bajo la tutoría del hermano Cirilo, supimos, por boca del hermano Rodolfo, que “las Matemáticas se aprenden por intuición. Como eso no está al alcance de todos, cada viernes tendremos una hora semanal -los jueves- de repaso con el Hermano Marcos. La asistencia no es obligatoria, pero aviso: se aprende mucho con él”. Nadie faltó a esa clase nunca. Y, de verdad, era una clase de refuerzo en la que el protagonista era cada uno de nosotros y nuestros tropiezos. El que tenía alguna duda, la planteaba de pie ante el resto de la clase y con una tiza por herramienta.  Ese tiempo, dedicado principalmente a repasar problemas, fue de un valor incalculable. Ahí aprendimos que, lo mejor es salir al tablero a resolver un problema del que ignoramos cómo afrontarlo, ser el “conejillo de indias”. Suponía asumir el fracaso por anticipado, si, pero fue la mejor forma de aprender para siempre esa parte de la asignatura que se nos trababa. Nadie se reía de nadie. Nadie era humillado. Alguno de los protagonistas de esa clase, aprendimos a expresarnos en público sin miedo, lo que nos ayudaría a pasar el curso de Filosofía: el examen final era oral.

En sexto, es el hermano Antonino quien se encarga de la clase y aprendimos a entender y amar la Química. Ese año, el Hermano Próspero, nos dio nuestra última capa de francés, él mismo era suletino, y pasé el año leyendo a Rabelais, Flaubert, Victor Hugo, Zola,… y aprendiendo la misa en francés. 

Lo había decidido y entonces salí del cole hacia la F.P. en Química Industrial. Allí, mis profes, Santi Ruiz y Pedro Vaquero, fueron un ejemplo de sapiencia y de profesionalidad. Fui el nº 1 de mi promoción y ese camino encarriló mi trayectoria laboral posterior. Pero no quedó aquí mi recorrido académico.

Empecé a trabajar en INDUQUIMICA y a simultanear los estudios y el trabajo matriculándome en el IES Antonio Trueba, para hacer COU nocturno. De aquí, anécdota fue que el profe de física traía al insti una cabra, no perro, que era su mascota. Igualmente anecdótico fue que en la clase de Lengua se hablara más de anatomía oral y de física de las vibraciones, que de metáforas, pleonasmos ó hipérboles.

Y otro detalle que pareció excesivo para un aula llena de personas que acabábamos de salir de trabajar, fue que la profe de francés nos dijera el primer día que, en su clase, la última palabra en castellano la acababa de pronunciar ella. Y no nos amilanamos. Algunos.

Luego de pasar la selectividad, la facultad de Ciencias de la UPV ya era otro mundo. En general: muchísimos cambios. Mi primera hora de clase allí, fue de Física General, la “guadaña”, la que dejaba más gente tirada sin aprobado. El salto de nivel era tremendo tras el COU normal. El primer enseñante, el profesor Gutiérrez Peña, alias Magoo, no me gustó mucho; ese no era su ambiente, era un profe más para otro centro,… de bachilleres.

De los profes que allí conocí, todos doctores o doctorandos, no destaco ninguno por encima de los demás, si que hubo quienes no llegaban a la altura académica de sus compañeros: los profesores J. Navarro, J. Llompart, J. Cuevas, P. Román,… creo que ya no ejercen. Ahora somos iguales.

Al año siguiente, octubre de 1975, del primer día, sólo recuerdo a Pepe Peraza, en la clase de Electricidad y Óptica, dando clase de Cálculo Diferencial porque los contenidos que habíamos recibido en primero no permitían seguir sus clases desde el primer día. Los planes de estudios ya crujían entonces.

No recuerdo nada especial de la primera clase de tercero de la carrera. Bueno sí, que habíamos sido diezmados. De siete clases que éramos en primero, ya sólo llenábamos dos aulas. Días después, pude apreciar que ya éramos muy competitivos: nadie pasaba apuntes.

Luego, ya en Tarragona, llegarían otros cursos en los que, por edad, yo encajaba mejor en la tarima que en el pupitre. Ya trabajaba y, por eso, recibía un trato deferente y ocurrió que, tiempo después, fui invitado a  facilitar el seminario sobre “Organización de Mantenimiento en Plantas Químicas” a las/los alumnas y alumnos del último curso de Ingeniería Química.

De la E.T.S.I.Q. de Tarragona recuerdo, sobre todo, una locución del decano Don Fr. Giralt, Dr. I. Q. al inicio de su primera clase: “Podéis usar cualquier idioma oficial, e incluso alemán, inglés, francés, italiano,... hasta griego. Bien, permitiré una falta de ortografía, dando por supuesto que ha sido un despiste. La segunda falta de ortografía dará lugar al cese en la corrección. Estáis a meses de obtener un título superior. Quien no sea capaz de redactar bien un proyecto, no lo recibirá”.

Si, otro mundo más. 

Martín Uriarte Landa

LOS PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XX EN LAS FOTOGRAFIAS DE HAUSER Y MENET (3): EL MERCADO DE LAS ALDEANAS Y SANTURTZI DESDE EL MUELLE DE HIERRO

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Completamos hoy los detalles de las fotografías de Hauser y Menet, correspondientes a la primera década del siglo XX, que nos ha cedido con gran calidad José Antonio Soto.

En la superior el tradicional mercado de las aldeanas, cuando se situaban delante del edificio del ayuntamiento, con el antiguo kiosko de la música, y bajo estas líneas la vista desde el muelle de Hierro de la “bonita aldea” de Santurce, con el edificio flotante del Sporting Club en primer plano.


CASA NAVARRO Y LAS FOTOGRAFIAS NOCTURNAS DE PORTUGALETE (2)

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Continuamos con las fotografías que nos cedió Jesús Navarro, y que corresponden al interior de la basílica de Santa María y al muelle Nuevo iluminado.

En la superior de la iglesia se aprecia el altar mayor coronado por las tres cruces del calvario y que en 1943 habían desaparecido, sin que conozcamos ni el año ni el motivo.

La inferior muestra la iluminación que fue habitual antiguamente en los meses veraniegos en el muelle Nuevo y que quizás corresponda como las que mostramos anteriormente a dicho año de 1943.




UN PORTUGALUJO BENEDICTINO EN VENEZUELA: JESUS Mª SASIA

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Hoy con motivo de haber escaneado uno de los primeros libros de la Colección El mareómetro, que estaba sin digitalizar, y que era reclamado con asiduidad, como era MISCELANEA PORTUGALUJA, con una parte importante dedicada a Jesús Mª Sasía, “el benedictino portugalujo investigador de la toponimia”, hemos recordado que hace ya 20 años que nos hizo su última visita, fruto de la cual surgió luego la publicación de su trabajo sobre la Toponimia euskérica portugaluja.

Como ya por la edad hace tiempo que no visita a su familia y amigos portugalujos, acaba de cumplir 92 años, hemos buscado en internet ya que está en la Abadía de San José en Carabobo en Venezuela, donde existe una hospedería con 16 habitaciones donde la gente que va a realizar retiros espirituales, y se nos dice que “es muy probable que si visita la abadía lo reciba el padre Jesús María Sasia, nacido en Portugalete, Bizkaia, Euskal Herria. Llegó a Venezuela en 1967, a Caracas y en su rol de trabajo en el monasterio tiene como responsabilidad tocar cada día el órgano en los oficios religiosos, además de ser el bibliotecario, por cierto, comentó el padre que actualmente están realizando el arduo proceso de digitalización de la biblioteca. El padre Jesús María entregó su vida a ser monje, y dentro del cristianismo ser monje es realizar el ideal de perfección al que estamos llamados los bautizados, tomando como guía el evangelio, “Sed perfectos como vuestro padre celestial es perfecto” (Mt 5, 48)”.

Jesús Mª Sasía Sopeña, es hijo de Dionisio Sasía Arechaga, nacido en Mamariga, y de Sofía Sopeña y Cantón, bermiotarra (que decía ella según su hijo) y que vino a la Villa con pocos meses. Ambos era euskaldunes y “se entendían normalmente en nuestro comercio de ultramarinos en la Plaza del Solar, con las aldeanas que vendían sus productos del campo allá mismo, en la plaza. Pero a nosotros, sus hijos, no nos lo enseñaron no sé porque causa. Solo empleaban el euskera en el negocio y nunca en casa”.

Antes de poner el negocio de ultramarinos aprovisionando a los buques, Dionisio, trabajó en el ayuntamiento donde en 1903 consiguió la plaza de Auxiliar de Secretaría, tras haber sido antes escribiente temporero. En 1910 dimitió de su cargo de Oficial de Secretaría para ser nombrado Juez Municipal de Portugalete. El negocio que lo continuó su hijo Dionisio Sasía Sopeña, estuvo después en la calle Coscojales nº 2, para pasar en 1963 al nº 5.

Como nos recuerda Jesús Mª, “nació en el nº 2 de la calle del Medio, antes de pasar a vivir a la Plaza del Solar donde lo hizo durante unos doce años y pico, luego cinco en Comillas, otros doce en Silos, catorce en Estibaliz y el resto en la “tierra de gracia”, como la llamó Colón al descubrir a Venezuela, aunque hoy día no nos haga tanta gracia…” 
En la Villa vivió loa años de la llegada de la república y la entrada de las tropas franquistas.
Al margen de su dedicación religiosa, adquirió un gran prestigio por sus inéditas investigaciones sobre la toponimia vasco-occidental de Bizkaia y Alava.
Durante su estancia en Estibaliz escribió numerosos trabajos sobre historia y su obra Toponimia Euskérica en las Encartaciones de Vizcaya.
Tras su traslado a Venezuela mantuvo una gran actividad colaborando con todos los que se lo requerían tanto Euskaltzaindía, el Boletín Americano de Estudios Vascos, o en homenajes a personajes vascos.
No podemos dejar de señalar que además de estos temas no olvidó nunca su dedicación religiosa, escribiendo numerosos artículos de índole religiosa, tanto históricos, de espiritualidad, teología litúrgica y pastoral, etc.

De toda la correspondencia que mantuvo con nosotros con motivo de la publicación de su trabajo para la Colección El mareómetro,
hemos recogido por su indudable interés las cartas que se cruzó con Roberto Hernández Gallejones, Archivero Municipal, en torno a sus opiniones sobre toponimia, y que agrupadas bajo el título de Correspondencia epistolar sobre toponimia, se puede leer en la Biblioteca Digital Portugaluja.

EL DESAPARECIDO PALACETE DE GOYTIA EN EL OJILLO

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Guillermo Goytia Olaeta (1824-1899), hijo de una importante familia bilbaína, fue uno de los primeros jóvenes vizcaínos que fue a estudiar ingeniería a Lieja. Posteriormente al establecerse en España el Real Instituto Industrial con la Escuela Central de Ingenieros Industriales, en su primera promoción de 1856 lo encontramos a él entre los 12 ingenieros que la formaron.

Casado con Josefa del Valle Diaz, con la que tendría 10 hijos, se estableció en la Villa en 1868, cuando ya tenía a su primer hijo Guillermo, que sería también ingeniero y a su segunda hija. Aquí en su domicilio del Muelle Viejo, nacería el tercero de ellos y el más conocido Cecilio, que destacaría como arquitecto, y otros dos, Eloy y Eugenia, naciendo el resto en Bilbao.

En 1889 tras adquirir un amplio terreno en la zona alta del Ojillo, donde nacía el famoso manantial del mismo nombre que quedaría dentro de su finca, construye allí lo que pasaría a llamarse el Palacio de Goytia y que tenía el nº 8 de la calle del Ojillo.

En este palacete se harían grandes celebraciones. Así en 1893, hace 125 años, además de la inauguración del Puente Colgante, encontramos en la prensa una noticia que nos habla de la actividad política de nuestro personaje.

Eran meses en que desde Madrid se amenazaba con denunciar el Concierto Económico de las “Provincias Vascongadas y Navarra”, porque a su juicio no contribuían en proporción a su riqueza, lo que aprovechaban los carlistas para proclamarse como los verdaderos defensores de los intereses vascongados. En agosto con motivo de la visita del Orfeón Pamplonés a Gernika en que fueron agasajados con un banquete, tras el mismo "los fueristas vizcaínos y navarros reunidos bajo el árbol de Guernica", enviaron diferentes telegramas de saludo al anciano “Mr. Gladstone ilustre libertador de Irlanda, a las diputaciones de Navarra, Alava y Guipuzcoa así como a la Llyga de Catalunya con el deseo de que se vean pronto libres del opresor centralismo español”.

Así mismo desde Portugalete recibieron un telegrama de adhesión, firmado según se leía por Guillermo Goitia en representación de “ochenta vizcaínos, encartados en su mayor parte, reunidos en fraternal banquete del tradicional Churrasco, en Portugalete, en nombre del foral Árbol de Avellaneda, saludan al Árbol de Guernica, símbolo de nuestras libertades, a Navarra, representada en su Orfeón y a todos los ahí congregados por el sentimiento patrio foral”.

Murió en enero de 1899 en su casa de Zabalburu siendo trasladado a enterrar a Portugalete donde se hicieron los funerales.

El palacio lo heredó su hijo, Cecilio que empezó reformándolo dándole su impronta con un estilo Segundo Imperio, con cubiertas amansardadas con influencia francesa.

Como ya dijimos en otra entrada de este blog en él se producía una reducida cosecha de chacolí, etiquetada con el nombre de “Chacolí del Ojillo” y su escudo familiar, con el que obsequiaba a sus amigos.

Entre los grandes actos sociales que allí se celebraron habría que recordar en 1902 la boda en la capilla del palacete de Josefina Goytia Valle con Horacio Azqueta así como también la de otra hermana de Cecilio, Camila, que se casó con otro hermano de Horacio.

Este fue el domicilio de Cecilio Goytia hasta diciembre de 1936 en que lo cambió a Bilbao, al Campo Volantín y tras la guerra y sus consiguientes destrozos ya no volvió al mismo.

En el AHMP encontramos un “Expediente para la demolición del Palacio de Goitia, en la finca denominada Villa San Roque que se inició el 3 de enero de 1959”.


Tenemos que agradecer la colaboración de Eduardo Ardanza Marqués por su aportación tanto en datos como en fotografías familiares.


 

CUANDO ALBERTO DE PALACIO COLOCÓ ALAMBRE DE ESPINO EN LOS CABLES DEL PUENTE PARA QUE LOS CHAVALES NO SE SUBIERAN EN ELLOS

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Ahora que el Puente Colgante cumple 125 años traemos una de las cartas que su inventor Alberto de Palacio dirigió al alcalde portugalujo en aquellos años de su construcción e inauguración y que se conservan en el Archivo Histórico Municipal.

La que hoy presentamos, como se ve escrita de su puño y letra con su firma, y el sello, está fechada el 20 de setiembre de 1893 tras su puesta en marcha a finales de julio.

Quizás en ese tiempo la chavalería portugaluja había descubierto una diversión y entretenimiento que consistía en subir y colgarse por los primeros metros de los cables que se hundían en el paseo del muelle y que ha llegado hasta nuestros días.

Pues bien, Palacio parece que vio peligro en tales actuaciones infantiles y pidió autorización al alcalde para “colocar una chapa metálica con cerradura en el pavimento de los muelles de Portugalete y Las Arenas, de donde arrancan los cables laterales y revestir éstos con un alambre de espino desde la altura de metro y medio”.

Hemos encontrado una foto de E. Ramón Real de Asúa fechada en 1899, con unas señoritas sentada en el antiguo petril junto a los cables y vemos que el citado cierre metálico, que resultaría además muy antiestético, había desaparecido pero no así el citado alambre de espino que recubría los cables.

En la foto inferior de hace ya casi un siglo, al paso de una procesión religiosa por el muelle, se puede apreciar también que los cables seguían con su alambre de espino a partir del metro y medio de altura, y que muchos portugalujos actuales recuerdan que en su infancia todavía existían.





PORTUGALETE EN LA CARTOGRAFIA MILITAR DEL SIGLO XIX (1)

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 Hoy recogemos la aportación que nos envía Goio Bañales: 

“Andábamos desde hace tiempo detrás de los fuertes que rodeaban a la villa de Portugalete, a ver de cuando databan, qué forma tenían, y todo eso. Pues mira por donde, un buen amigo, Mikel Martínez Vítores, me ha pasado unos planos del ejército, uno de los cuales está fechado en Portugalete, en 30 de abril del año 1838. Está dibujado, según se indica, por la 1ª Compañía de Minadores del Cuerpo Nacional del Ejército, y firmado por Valentín Rodríguez y José María Miñambres.
En él se ven perfectamente situados los tres fuertes, que llamaban Canpanzar, La Estrella y El Nuevo, y la casa fuerte de Los Hoyos.
Se aprecia, además, la planta que tenían esos emplazamientos y los departamentos dedicados para alojamientos de la tropa. Son fuertes construidos por los isabelinos para proteger la Villa de los carlistas.
Hay mucha información adicional en el plano: en la Villa aún no existía ni asomo de la calle Sotera de la Mier, solo la antigua de Abatxolo; se ve el paso a las escaleras de la iglesia bajo las casas y la torre de Salazar y el paso de Vallecilla. Los caminos, el muelle, la playa, Santurtzi, Sestao, etc.... Destaca la amplitud de la superficie que aparece con muros o tapias en el exterior inmediato de la villa. 
El topónimo Cornudillo supongo que es un error, pues ahí estaría Salcedillo. En fin, una maravilla.
El segundo plano es prácticamente idéntico, fechado en Bilbao en 6 de agosto de 1838 con el visto bueno de Bustamante, y con la información adicional de que ha sido dibujado por el teniente de la 2ª Compañía de Minadores don Julián de Vera.
Mikel lo adquirió del Servicio Geográfico del Ejército, y obviamente, lo que desea es que estas cosas, que forman parten de nuestra historia, se faciliten a los investigadores".


Como este tema tendrá cabida en el próximo libro de la Colección el mareómetro dedicado a la Crónica del siglo XIX, habíamos empezado ya a buscar información y debemos señalar que el primero de los citados planos nos los había facilitado Javier Barrio del Museo de Avellaneda y pertenece al SERVICIO HISTÓRICO MILITAR (MADRID) Plano 558, hoja nº 2.








PORTUGALETE EN LA CARTOGRAFIA MILITAR DEL SIGLO XIX (2)

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Si en la entrada anterior recogíamos los planos de 1838 que nos envió Goio Bañales hoy tenemos que agradecer la aportación de Antton Arrieta Valverde que nos envía otro también del Archivo General Militar de Madrid de 1876.

Su título es "Plano de Bilbao, su ría y abra con los terrenos adyacentes y defensas construidas durante la guerra de 1873 a 1876". Autor Saturnino Fernández Gómez. 

Este plano, circunscribiéndonos a la zona de Portugalete, nos ofrece también muchos detalles interesantes que serán motivo de análisis. De momento solo hemos resaltado los dos fuertes militares de San Roque y Campanzar, debiendo señalar también que entre ambos aparece la "torre de Castell".
Parece ser que el nombre genérico de “torre de castell”, habitual en la costa del Mediterráneo, serviría para torre de señales y se construiría tras la primera guerra carlista. Estaba situado en lo que conocimos como alto de la Pastora, y situado en terrenos propiedad de la familia Castet. José Mª de Areilza en su libro deRecuerdos de Portugalete, en la que también nos habla de la primera guerra carlista, decía que la torre estaba rodeada por un foso y que “era un torreón medio derruido al que llamábamos la torre de Castet, envuelta en yedra y zarzamoras y para nosotros inaccesible por el foso que la rodeaba". 
Este plano de la última guerra carlista y los anteriores de la primera, serán motivo de estudio entre el equipo de nuestros colaboradores, que en principio barajan distintas hipótesis.


Goio Bañales nos dice que, siguiendo la lógica, los fuertes se crearon en función de la guerra carlista y se demolieron al poco tiempo de acabar esta (por si acaso...). Lo mismo había ocurrido con motivo de la guerra con los franceses o tras ella y lo confirma un bando del general Alcalá de 1841 ordenando demoler todos los fuertes, y que los ediles se encargaran de su demolición o les ponían multa y consideraban traidores o poco menos. Otra cosa es, que pasado el tiempo y al comenzar una nueva guerra, se dispusiesen nuevas fortificaciones. También la lógica dice que, en caso de hacerlo, sería en los mismos lugares en los que antes habían estado, pues serían los más a propósito desde el punto de vista militar.
Por su parte, José Luis Garaizabal que está realizando un estudio sobre la “torre de castell” nos señala que dicha edificación tiene claramente forma hexagonal, y en cuanto al “fuerte de la estrella” de 1838, situado en el alto de San Roque, mantiene la teoría de una posible errata y de que en realidad se trata de la “torre de castell”, mientras el fuerte “nuevo” ubicado en el cerro de Abatxolo correspondería al que estaba situado en el alto de San Roque y que en este plano de 1876 tiene forma triangular.
Al margen de esta posibilidad de que los ingenieros militares se equivocaran al ubicar este fuerte, al igual que en el entramado del casco medieval falta algún edificio significativo, el archivero municipal Roberto Hernández Gallejones, pone énfasis en que no se puede trabajar con hipótesis o teorías sino apoyándonos en documentación escrita rigurosa que explique estas construcciones.


Habrá que empezar por lo tanto adentrándose en las diferentes bibliotecas digitales. Por ejemplo la BIBLIOTECA VIRTUAL DE DEFENSA, tiene un apartado dedicado a Planos de Ingenieros del Archivo General Militar de Segovia, y en él se nos indica que “el Archivo General Militar de Segovia cuenta entre sus fondos con 1.365 legajos relativos a material de artillería e ingenieros. El volumen de planos alojados en estos legajos ronda los 14.000 planos fechados entre 1700 y 1930….”


Dejamos de momento este tema no sin antes recomendar el magnifico blog MIKELATZ,con una de sus entradas dedicadas al Estudio histórico (y arqueológico) de las Guerras Carlistas. Inventario Patrimonial: "Fuertes Exteriores" de Bilbao.






JOSE ZALDUA ALZOLA (1884-1972).

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El periódico enportugalete.comdedica este mes la ficha de portugalujos a la figura del doctor Zaldúa, que además mantener un recuerdo imborrable en la Villa, tiene una calle dedicada a su persona.

Aprovechamos esta ocasión para recoger las líneas que nos escribió su hijo, también médico, José Mª Zaldúa Alberdi, ya hace unos años:



Natural de Zumárraga, aunque circunstancialmente nacido en La Habana el 24 de febrero de 1884, vivió ya desde los primeros meses de su vida en Zumárraga. Estudió Bachiller en el Colegio de los Padres Dominicos de Vergara y la carrera de medicina en la Universidad de Valladolid, doctorándose en Madrid en 1909.

Muy estudioso y hombre de gran constancia y tenacidad, obtuvo por oposición la plaza de alumno interno de Anatomia y, más adelante la de Partos y Ginecología. Este trabajo le obligaba a permanecer días y noches en el Hospital Clínico en continua convivencia, no sólo con los enfermos, sino con los compañeros de sala de más antigüedad y trato más cercano con sus profesores.

De ahí que, al terminar la carrera, no sólo había adquirido una gran práctica médica -esa que no viene en los libros-, sino además una profunda identificación con el Hospital.

Vaya sólo como anécdota que en las 30 asignaturas de la carrera y las del doctorado, obtuvo la calificaci6n de sobresaliente con Matrícula de Honor, excepto en una (en la que el profesor era un hueso) que le dieron aprobado. Aquel año el profesor en un acto de generosidad dio aprobado general sin ninguna distinción.

Consideraba el Hospital como algo básico en el ejercicio de la profesión, fundamentalmente en su aspecto benéfico y asistencial, y aprovechando su experiencia de vida hospitalaria, consiguió hacer del Santo Hospital Asilo de San Juan Bautista de Portugalete, un gran Hospital: una parte era la Residencia de ancianos que hoy llamaríamos Residencia asistida y, otra, Hospital Clínico, sala de hombres y sala de mujeres, donde ingresaban los enfermos benéficos cuya curación no era posible en su domicilio.

Independizado del bloque general, construyó otro pabellón para enfermos infecciosos y otro independiente para el lavado y planchado de ropa.

Consciente también de la deficiente asignación económica a los hospitales, tenía una magnifica huerta en la que trabajaban los asilados ocupando su tiempo libre (laborterapia), gallinero, una conejera y una vaquería de la que se encargaban asimismo los asilados. Esto permitía si no en su totalidad, un importante autoabastecimiento de la despensa. No faltaba un magnífico quirófano donde, no solamente se hacia la cirugía menor, sino en aquella época intervenciones de importancia tales como: hernias, apendicitis, amputaciones, cánceres de mama. etc. Disponían de muy buena luz, excelentes aparatos de esterilización y buen instrumental.

Diariamente a las 8 de la mañana pasaba visita con el practicante Ricardo Adán y las religiosas encargadas de las Salas respectivas. Esta dedicación hospitalaria la compartía en meses alternos con el Dr. Gurruchaga. Ambos, y con mucha razón, estaban muy orgullosos de su Hospital, modélico, no solamente entonces, sino hoy, como Residencia asistida.

En su quehacer diario, pasada la visita al hospital, visitaba a domicilio a todos los enfermos de beneficencia que para él era su obligación prioritaria. Después de ello hacia el resto de sus visitas y pasaba consulta en su casa donde no discriminó nunca el enfermo benéfico del no benéfico.

El 14 de agosto del año 54 se le rindió un sencillo homenaje en el Ayuntamiento, donde en un pleno extraordinario tres días antes, le declararon Hijo adoptivo de Portugalete. En marzo del 55 en “su hospital” y en una calurosa ceremonia le entregaron un cariñoso y afectivo diploma como reconocimiento a su labor profesional. El 2 de septiembre del 60, a petición del Colegio de Médicos de Vizcaya, el Consejo General del Colegio de Médicos de Madrid, inscribió su nombre como Ilustrísimo Señor en el cuadro de Honor de los médicos españoles y el 19 de enero del 70, el propio consejo general de Colegios Médicos, le otorgó una nueva distinción.

Si cabe destacar algo en su personalidad, fue su gran vocación médica en el amplio sentido de la palabra, no dejando de acudir jamás a una llamada, fuera la hora que fuese, cansado o no, y el sentido de la responsabilidad por su cargo de medico titular e Inspector Municipal de Sanidad, dando siempre carácter prioritario al enfermo benéfico. El interés por el diagnostico de sus enfermos era tal, que cuando lo mandaba operar iba siempre al quirófano a ver la intervención y más que por la satisfacción de haber hecho un buen diagnóstico, por aprender a interpretar y valorar mejor aquellos síntomas que le habían servido para definirse.

Aparte de ser muy estimado por su buen hacer y nivel científico, el dominio del euskera e inglés fue muy útil para entenderse con la colonia británica y los vascoparlantes.

Si es cierto que siempre detrás de un gran hombre hay una gran mujer, este caso no es una excepción. Ella, además de madre y esposa, era su secretaria, enfermera y colaboradora profesional. Le ayudaba a realizar las curas en que hacía falta una mano más, tener a punto el aparato de rayos X, revelando las radiografías y, si eran urgentes hasta altas horas de la noche, incluso fabricando las vendas de yeso para que nunca le faltaran en una urgencia traumatológica.


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