La
separación por sexos de la enseñanza, hasta en los patios de recreo como se
estipulaba en los proyectos constructivos, fue una costumbre social tradicional,
que se daba sobre todo en la enseñanza privada, donde las religiosas del
Colegio del Carmen, solo admitían niñas y los religiosos agustinos solo se
dedicaban a los chicos.
Los
deseos del gobierno republicano de implantar un modelo de coeducación
(educación mixta de niñas y niños) no llegó a llevarse a cabo y fue cortado
drásticamente por el franquismo cuyo sistema educativo era sexista con una
separación estricta y una formación diferenciada: «La
educación primaria femenina preparará especialmente para la vida del hogar,
artesanía e industrias domésticas».
En este
centro de Zubeldia hasta el final de la dictadura, en los años 1970,
las niñas estudiaban en las aulas del piso primero y los niños en la del 2º que
se subían por diferentes escaleras. Además, a las chicas les daban clase mujeres
y a los chicos hombres.
En cuanto a la introducción del euskera
en las aulas, en Portugalete se llevó a cabo en el curso 1979-80, gracias a
Milagros Reyes Menchaca, que había sido maestra en Zubeldia e inspectora de
Enseñanza primaria y en ese curso el gobierno la había nombrado Delegada de
Bizkaia de Educación, y permitió que al construirse el nuevo centro Publico
Kanpanzar empezara una línea en euskera integrando la ikastola Herrikoa,
incluyendo a sus andereños y alumnos, y buscando soluciones “mirando para otro
lado” cuando no disponía de todos los permisos.
Con ese precedente en Zubeldia empezó a
impartirse el modelo B en el curso 82-83, desapareciendo posteriormente y en el
curso 1989-90 el modelo D que continua en la actualidad. En el curso siguiente
el centro tuvo su primer director de la línea de euskera que fue Iñaki Cabezas.