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RECUERDOS DE NIÑEZ: LOS BOMBARDEOS DE LA GUERRA CIVIL (2)

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Seguimos recuperando los recuerdos de niñez de Marcos Merino Martínez (1930-2012), esta vez relacionados con los bombardeos durante la guerra.

"Nos situamos en la primavera del año 1937 en plena guerra civil. Próximos a la entrada de las tropas nacionales. Por esas fechas padecíamos bombardeos de la aviación alemana y para protegernos buscábamos refugio en el túnel del ferrocarril entre Portugalete y Santurce.
Si los días eran oscuros y lluviosos permanecíamos todo el día en el Muelle Viejo, próximos a la boca del túnel. Al oír la sirena anunciando un próximo bombardeo (una pitada larga indicaba precaución, la aviación enemiga había entrado en territorio de la República, tres pitadas cortas los aviones estaban muy próximos y una pitada larga, el peligro había pasado) buscando refugio rápidamente dentro del túnel, prácticamente a oscuras.
En el centro del túnel a la derecha entrando por La Canilla, había un ensanchamiento que se comentaba que era para una estación subterránea para el tren. Allí solíamos llegar con alarmas prolongadas.
Al pasar el peligro volvíamos al exterior a pasar el resto del día en espera de la llegada del atardecer para regresar a nuestros domicilios.
En los días con buen tiempo realizábamos el mismo “esparcimiento” en la otra boca del túnel en Peñota (nombre originario por la gran roca que existió en ese lugar que tuvo que ser volada para construir el relleno entre Portugalete y Santurce) y aprovechábamos para estar tomando el sol en la playa.
A medida que se acercaba el ejército nacional, los domicilios y la parte baja de Portu se hizo peligrosa, por lo que buscamos refugio en la parte alta, en casas de piedra y en la iglesia de Santa María.
En la madrugada, de tres a cuatro, del día 17 de junio de 1937, estando durmiendo en el chalet de la familia Retuerto, en la parte alta de General Castaños, nos despertó una fuerte explosión al ser volada la plataforma trasversal del Puente Colgante.
Muchas madres con sus hijos, nos refugiamos en el Hospital de San Juan de Dios, que tenía pintado el tejado con la Cruz Roja, para evitar los bombardeos. En este lugar fue donde entraron los nacionales y nos dieron unas hogazas de pan blanco.

Al volver a casa por el Cristo y cruzar las vías del tranvía, había 3 ó 4 falangistas, con camisa azul y un brazalete y con la mano en alto teníamos que gritar “Arriba España”.



EL CAMPEONATO INFANTIL DE FÚTBOL INTERPARROQUIAL DE 1968

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Hay muchos portugalujos que recuerdan este campeonato infantil que las distintas parroquias de Portugalete organizaron en 1968. En otra entrada ya nos enviaron una foto de uno de aquellos equipos, Los leones de Bailén, que volvemos a recoger bajo estas líneas.
Hoy con distintos boletines que repartían los viernes recordamos algunos aspectos del mismo.
Participaron 18 equipos que jugaban en tres campos de fútbol: En el poblado de la Babcook Wilcox, en el Colegio de los Agustinos y en el Colegio de Santa María. El número de chavales rondaban los 200.
El torneo empezó en febrero y acabó en mayo, con un reglamento en donde entre otras reglas encontramos que las sanciones del árbitro podían ser de suspensión de 10 minutos de juego hasta varios partidos.
Por los citados boletines podemos señalar los distintos equipos y algunos de sus componentes, que aparecen en algunas reseñas de los partidos, aunque debido al estado de las fotocopias algunos nombres tengan erratas:
 Los leones del Pedrusco: Pereiro, Alberto, Vadillo, Abad, Mariano,…
Bianchi: Ortiz, Laurrieta, Canes, Chiqui, Fernández, Sanz, Armolea, Luis Mari, Juveto,…
Juventus: Arieta, Salazar, Juanjo, Arana, Samaniego, Fermín, …
Cachorros del Athlétic: Buceta, Santiago, Carmelo, Vázquez, …
Zubeldia: Maruri, Arrieta, Langarica, Vaquero, Mazo, …
Kaikus: Manuel, Tapia, Villasate, Arcenillas, Julian, Ramón, Hierro, Francis, Illera, Alday, …
Leones de Bailén: (Se pueden ver a pie de foto)
Bianchi Chiqui: Sáez, Jabalina, Juan Cruz, Esteban, Chiqui, Francisco, …
Estivaliz: Moreno, …
Merengues: Infante, Chamosa, Alberto, Urioste, Romero,…
Cachorros del Pedrusco: Castor, Cortés, Juanito, José Luis, Carrasco, Llamosas,…
Ranger:
Los parroquianos: Zamorano, Sánchez, Garabieta, …
Cachorros del Instituto: Gil, Arce, García, Diez, Lucio, Arrizabalaga,…
Los Ángeles: Carlos, Angel, Mateo, …
Los salvajes: Alipio, Cheche, Román, Ildefonso,…
Racing: Germán, Goitia, Ropero, Pastor,…
Los acólitos: Ordoñez, Cervera, Angel, …
Los gogorras: Casto, Marcos, Mellizo, Gil, Bonilla, Carlos, Jesús, Juan, Toño, Supervia,…
El día de jueves santo, una selección de todos ellos jugó un partido contra el Zorroza, ganando por 4-2. En la alineación figuraban: Achutegui, Manolo, Alday, Arieta, Carmona, Jerez, Villanueva, Salazar, Zamorano, Ordoñez, Juan y Juanjo.
El 1 de mayo se volvió a jugar en el campo del colegio Santa María, figurando entre los convocados: Mendioroz, Manolo, Alday, Arieta, Carmona, Jerez, Puente, Salazar, Zamorano, Ordoñez, Juan, Juanjo, Achutegui, Gallareta, Romero, del hoyo, Supervia, Cortés, Jesus, Pereira, Beristain, Verdejo, Maruri, Castañeira, Jorge, Palacios y Bonilla.
En mayo, ya en las últimos partidos, la clasificación la encabezaban Los leones de Bailén, Leones Pedrusco y Juventus y entre los máximos goleadores estaban Primi, de los Leones de Bailén, Berto, de Los leones del Pedrusco, Maruri del Zubeldia, y Arce del Instituto.
Finalmente recogemos una selección que aparece a final del torneo:
Porteros, José Luis, Mendioroz, Achutegui, Gutierrez.
Defensas, Alday, Arieta, Pinto, Carmona, del hoyo, Jabalina, Romero.
Medios, Jerez, Puente, Jesus, Cortés, Langarica.

Delanteros, Salazar, Maruri, Ordoñez, Juanjo, Beristain, Pereiro, Zamorano, Sáez.




RECORDANDO LOS JUEGOS DE LA INFANCIA (3)

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Continuamos con los recuerdos de infancia de Marcos Merino en los años de posguerra en la Villa.

“Dos juguetes comprados he tenido en mi niñez. Una escopeta con dos cañones para disparar pistones, me la compró mi madre por 0,95 pesetas, después de bien pasados los reyes (hoy lo llamamos rebajas) y el otro juguete fue un triciclo que me duró tanto, que al hacerme mayor, las rodillas me pegaban en el manillar y ante mis quejas lo tuvimos que jubilar.
Volviendo a los otros juegos, "Txorro Morro" era uno de los más habituales. Se formaban dos equipos y un ama. Un equipo se colocaba debajo a lo "Burro", apoyando la cabeza en el regazo del ama y el otro equipo saltaba sobre los primeros. Cuando todos estaban encima el ama cogía un dedo del primero de arriba y preguntaba ¿Txorro, Mono, Piko, Tallo, Ke? y el de abajo elegía uno y si acertabas se cambiaban los tumos o también cuando por el peso se derrumbaban los de abajo.
El juego de "Pala y palillo", consistía en una pala de madera, más o menos rudimentaria y un palillo, que era un trozo de rama afilado por ambas puntas. Se pegaba con la pala a una de las puntas saltando el palillo y al vuelo le arreabas al palillo, lanzándolo lo más lejos posible y el que lo hacía era el que ganaba.
También jugábamos al “balón" con un manojo de periódicos amarrados con cuerdas y a "pelota a mano" en el pórtico de la iglesia de Santa María (pelotas artesanales hechas con la lana que “apañábamos” de los ovillos de nuestras madres).
“Tiragomas” con una horquilla de madera de algún árbol y con la badana de algún zapato viejo, alambre de cobre y gomas de neumático de deshechos de algún garaje. El fin de los tiragomas era matar pájaros pero normalmente con poca fortuna. Quien conseguía un trozo de goma tenía un buen tesoro para canjear por otra cosa, un buen trueque.


RECORDANDO LOS JUEGOS DE LA INFANCIA (4)

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Siguiendo con los juegos infantiles, Marcos Merino Martínez, nos dice que no puede olvidar las goitiberas, “con las que nos gustaba competir y las carreras que hacíamos”.

“Las goitiberas, podían tener tres o cuatro rodamientos. Las de tres rodamientos eran pequeñas, el último rodamiento que compré me costó 2 pesetas, y era para manejar uno solo. Se ponía un rodamiento delante en un taco de madera y dos atrás, después sobre estos ejes se ponían las tablas para el asiento y la palomilla, para dirigir la goitibera con los pies.
Buenas carreras competíamos desde San Roque hasta el Cristo, y cuando la goitibera era de cuatro rodamientos con varios compis, las carreras eran desde el Cementerio hasta el rio Ballonti. El único automóvil que nos solíamos encontrar era el de un médico de la zona minera que venía a Portu para su consulta.
"Trompa". Había dos clases de trompas, las gordas y panzudas que lanzábamos con fuerza y se cogían con la mano, y cuando estaban bien domadas se lanzaban sobre una chapa. Las otras trompas eran de forma picuda con clavos más largos y afilados que se tiraban contra otra trompa que estaba en el suelo para mellarla.

"Canicas y chapas". Nuestra materia prima estaba en las dos fábricas de gaseosas instaladas en nuestro entorno la de "Sirimiri" y la de "Berriatua". Se fabricaban dos clases de gaseosas unas con tapón metálico y otra con canica. Después de lavadas las botellas se echaba con un embudo una medida de jarabe químico, se introducía en una máquina para el llenado del agua y el gas carbónico. En las primeras normalmente no sucedía nada, pero en las de canica a pesar del gran espesor del vidrio de la botella, con alguna frecuencia explotaba con estruendo. 
"Sirimiri" los domingos por la mañana, todos reunidos se hacían las cuentas de las ventas de la semana y alguna vez me soltaron una peseta por las ayudas prestadas en el llenado del jarabe de las botellas. 
Estas chapas y canicas servían para todo, carreras sobre circuitos de tiza, pititacos, a taco y palmo, etc.” 

LA SOLEDAD DE LA VIDRIERA DE LA PASIÓN

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Hace unas fechas, tras un funeral, dirigí la vista a la vidriera que se encuentra en la actual Capilla de Salazar, que hasta antes de la remodelación de la Basílica de 1994, se conocía como de la Dolorosa. Estuve intentando identificar los elementos que figuraban en ella, pero dado su pequeño tamaño y la falta de luz exterior, me resultó difícil pasar del pergamino con el INRI y tal vez la escalera.
Consultados Javier López Isla y Jose Mari Ruiz, de la Asociación de Amigos de la Basílica, me han facilitado la fotografía que encabeza esta entrada y en ella ya vi con claridad que se trataban de elementos representativos de la Pasión. A su derecha, el citado pergamino que según tradición colocaron en la parte superior de la Cruz con las iniciales de IESUS NAZARENUS REX IUDAEORUM (Jesús de Nazaret rey de los judíos), como explicación de la causa de la condena a muerte; y tras él, la escalera que usaron en el descendimiento; en posición vertical, la lanza con la que traspasaron el costado de Cristo, así como la esponja atada a una caña con la que le dieron a beber vinagre. Según parece, no se trataba de vinagre de aderezo sino de una especie de mosto ácido y agrio que solían tomar los soldados romanos como bebida, tal vez con la intención de reanimarle y evitar una muerte rápida o tal vez lo contrario, pues según una antigua creencia, la muerte de un crucificado se aceleraba al darle de beber. Algunas versiones hablan de vinagre y hiel.  
A su izquierda, vemos en primer término un jarrón que bien pudiera haber contenido el vinagre. Javier López Isla me apuntaba que pudiera ser “el tarro de las esencias” con las que amortajaran el cadáver. Cualquiera de las dos versiones cuadra con la pasión y muerte de Jesús. Tras él, el flagrum o flagelo con el que azotaron a Jesús y la caña que a modo de cetro como “rey de los judíos”, le dieron mofándose de Él.
Llegados a este punto, hay dos elementos cruciales que se echan en falta y son la cruz y la corona de espinas. La explicación estaba unos metros más abajo, ya que esa vidriera seguramente formaba parte de la donación que hicieron en los primeros años del siglo XX, Félix Chávarri y su esposa Ángela Mier, según unos autores, o la familia Retuerto según un documento que estamos intentando localizar. Sea quien fuere, estos donaron el retablo neogótico, seguramente obra del taller Larrea-Basterra, en el que se representan varias escenas de la Pasión, tapando con él el sarcófago del que ya hablamos en una entrada sobre heráldica. La talla de su derecha, muestra a Jesús cargando la cruz camino del Gólgota y la de su izquierda, la escena de la oración del huerto con Cristo arrodillado ante el ángel que sostiene una cruz y que le confortó en aquel duro momento previo a su prendimiento. Todo ello coronado por una talla en relieve de la Piedad, con María sosteniendo el cadáver de Cristo, y sobre ellos, el paño de la Verónica, mostrando la faz de Cristo con la corona de espinas.
Este retablo mostraba en la calle central la imagen de la Dolorosa, que lamentablemente fue sustituida por la Inmaculada en la operación de traslado a la antigua capilla de la Inmaculada, reduciendo el tamaño de la mesa del altar y eliminando la zona del retablo en la que se exponía el Cristo yaciente articulado, dentro de una urna de cristal, perdiendo así el retablo  el sentido temático de la Pasión de Cristo. Esta es una de las muchas  “intervenciones” que causaron estupor a muchos portugalujos.
Cuando se retiraba la urna para introducir el Cristo en el Sepulcro de las procesiones de Viernes Santo, quedaba a la vista parte del sarcófago de piedra que hoy en día podemos contemplar en la capilla.
De esta forma, todo el conjunto ha quedado diseminado. La vidriera solitaria en su sitio, el retablo en la nave de enfrente con otra imagen, la Dolorosa en el museo de la Basílica y el Cristo yacente, ¡vaya usted a saber!, ya que se deshicieron de él alegando que estaba apolillado.
JOSÉ LUIS GARAIZABAL

 Fotografías: Javier López Isla - Jose Mari Ruiz (2015), Miguel Ángel Casado, Xabier-Loyola Martínez Bilbao (1988) y Jose Luis Garaizabal (2016)

Bibliografía: Portugalete y su pasado religioso (1994) y Portugalete y su basílica de Santa María (1994) e Iglesia de Santa María de Portugalete – Capilla de la Dolorosa (1988)  


RECORDANDO NUESTRA INFANCIA: MORAS, PIRUCHOS Y BORONAS (5)

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Marcos Merino, no podía dejar de recordar las andanzas de los chavales por las huertas y jaros de la Villa y sobre todo en las afueras.

En la época de verano abundaban las moras y piruchos, pero los mejores estaban lejos de nuestras estaturas, como el refrán de "zorra y las uvas”. Esta dificultad la solucionamos con un artilugio formado con la puntera de una caña de pescar, un cepo de pájaros cerrado con tela o red amarrado a la caña en un extremo y con cordel para abrir el cepo. De esta manera se apresaban los mejores racimos de moras y piruchos. También “caía" alguna fruta cercana de los cerramientos de las fincas, como el caso del melocotón.
En las proximidades del Rio Ballonti había una huerta cerrada con alambre de espino y con la maleza se hacía una barrera tupida. En el centro del cerco habida un melocotonal joven con un melocotón de exposición, lo contemplábamos un día y otro y como iba madurando. Con el cepo y la caña con las que cogíamos las moras y los piruchus se lo apañamos repartiendo a mordiscos el manjar. Estando todavía allí con nuestro reparto llego el aldeano y empezó a jurar y a rascarse la cabeza, de cómo demonios le habían podido robar el melocotón sin dejar huella alguna sobre la tierra trillada.
También debo recordar cómo empezábamos a fumar con la panoja de la espiga del maíz, después de "apañar" el papel del fumar al padre. También solíamos hacer un calentin en la campa de San Roque donde se asaba alguna patata y espigas de maíz que se "apañaban" de las huertas.
Cuando se disponía de algo de carburo, con una lata de conserva se hacía un orificio en el fondo clavando la boca de la lata en la tierra. Se hacía hermética con arcilla ablandada, el carburo producía gas y aplicando un papel encendido amarrado a un palo se originaba la explosión lanzando al aire lata y arcilla.


EL RELATO DEL FIN DE SEMANA: LA TROMPA

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Ayer, en un comercio local, vi un bailarín de esos. Pequeña, para lo que yo usaba hace cincuenta años, pero ha puesto un ON en mi disco duro craneal.
Era nueva, ó sea: tenía la coronilla roja, cosa que, decían los chicos mayores, desequilibra el giro según nuestro modo de bailarlas. Hay otras formas, mas lo aprendido de joven, perdura.
Pues, bien, hoy he vuelto y la he comprado. Meterla en mi bolsillo, ha sido una gran sacrificio. La madera nueva pedía "guerra", o sea actividad, y no he discutido con ella.
Me he venido a casa, le he cortado la coronilla, he puesto una moneda de dos reales -todavía tengo-, en el final del cordel y he salido al muelle.
Es día de escuela, eran más de las once, casi mediodía, lo que significa que no había niños a quienes enseñar y ante quienes presumir. Pero ha sido maravilloso compartir el arte y el recuerdo.
Día soleado y, en menos de dos minutos, el baile de la trompa era contemplado por una decena de abueletes entre paseantes y pescadores recién desembarcados tras el final de la jornada faenando.
Y las caras, ah!,... los semblantes y mohines expresaban recuerdo, envidia,… y la sonrisa, a boca cerrada, era de auténtica felicidad.
Eran otros niños conmigo, a pesar del pantalón mahón, de las arrugas, de las canas y de la barba sin afeitar. 
No sé si os habéis fijado en que, desde hace mucho tiempo, no se ven niños en las calles bailándolas. Y no he encontrado otro quehacer que compartir el artilugio con ellos. Años, si, hasta para regalar, pero el arte del baile de la trompa, no lo hemos olvidado, no. Como nadar o andar en bici.
Tras diversas tiradas, en un pequeño paréntesis que he aprovechado y he ofrecido la trompa al, aparentemente, mayor de todos. Y ha aceptado. He oído palmas, casi aplausos, y frases de ánimo. Le conocían.
Se ha hecho el silencio mientras el señor ha enrollado la cuerda. Ha tomado un segundo para calcular el tiro y ha lanzado la trompa hacia arriba. Al caer, la ha recogido con agilidad en la palma de la
mano extendida, donde ha seguido girando unos segundos, sin tocar el suelo. Los ¡bien! y las palmas sonando, han dejado de ser suaves para ser clamorosos.
Tras eso, nos hemos fundido en un corro relatando nuestras propias experiencias con la madera giratoria.
Y les he hablado de jugar las perras gordas sacadas del corro a golpe del cuerpo de la trompa o del eje, siempre que gire, o un juego similar consistente en chocar la trompa propia contra otra trompa, propiedad de alguno de los jugadores del grupo, el que la tiraba peor en la tanda de inicio, que se ponía en el centro del círculo. Eso era válido mientras la trompa del tirador girara después del choque. Son juegos que ellos también habían practicado.
Hemos recordado los lugares. En mi caso, el corto tramo llano poco más arriba de la Clínica de Savín, donde, en los primeros sesenta, ya era posible jugar sin que la trompa se enfilara cuesta abajo por El Ojillo, cuyo asfaltado, desde el Cristo hasta la ermita blanca de San Roque, era reciente.
No he olvidado hablarles de los "Trompalaris de Urioste", que llegaron a salir en el Estudio Abierto de Íñigo, cosa que, algunos, recordaba con agrado.   
La trompa, es un juguete muy antiguo: en Grecia y Roma los niños ya jugaban con ellas. Platón hace alusión y Catón, el censor, ya las describe como juego sin violencia y educativo.
Tener una trompa bien pintada y libre de marcas de golpes era un orgullo. Y, en el Portu que yo recuerdo, eso, era muy valorado.


MARTINTXU

LA POSGUERRA EN PORTUGALETE, NUEVO LIBRO DE TASIO MUNARRIZ

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Como ya se ha anunciado, hoy recogemos la noticia de la aparición de un nuevo libro de Tasio Munarriz, uno de nuestros habituales colaboradores de este blog y que recoge las investigaciones que ya comenzó en el libro anterior dedicado a la Republica y Guerra en Portugalete.
Como en el anterior lo ha editado totalmente a su costa, sin conseguir ningún tipo de ayudas que tan frecuentemente encontramos en las publicaciones que se hacen sobre nuestra memoria histórica, y cuando el anterior todavía no se ha agotado pues quedan algunos escasos ejemplares.

La presentación del libro será
el próximo día 15, jueves,
a las 7:30
en el Centro Cultural Santa Clara.

El ejemplar con el mismo formato que el anterior y con 270 páginas, lleva una portada diseñada por Juanjo Novella y es como decimos continuación del anterior incluyendo incluso correcciones y complementos al mismo.
Su índice comprende:
1.- FET-JONS: Falangistas y carlistas. Incautación del Batzoki. Cooperativa Española de empleados y obreros católicos. Campo de deportes San Roque.
2.- POLÍTICA MUNICIPAL. Baile de corporaciones. Cambio de nombre de las calles. Depuraciones. Medallas de la Villa y lápidas por los “Caídos por Dios y por España”.
3.- NACIONAL CATOLICISMO.
4.- JUSTICIAS DIFERENTES. Amnistías caseras. Juicios militares.
5.- RECONSTRUCCIÓN DE LA VILLA.
6.- VIDA COTIDIANA. Demografía. Cambio de símbolos. Cuestaciones y suscripciones. Censura. Vida escolar. Fiestas. Canje de dinero. Racionamiento. Trabajo y economía. Salvoconductos y fugas. Sanidad. La Banda Municipal de Música.
7.- LA HUELGA POLÍTICA DE 1947.
APÉNDICES (Con cientos de nombres): Elecciones de concejales franquistas. Depuración laboral, de comerciantes, de maestros, de funcionarios municipales, portugalujos ejecutados, presos, juzgados por responsabilidades políticas, familias evacuadas, evacuados que no volvieron, sanción por no colgar la bandera nacional, logotipo.
En esta ocasión la tirada es reducida, por lo que se agotará rápidamente, y su precio el día de la presentación será el de su coste que ha resultado de 25 €.
Damos fe del interés del libro para conocer nuestra historia reciente y la rigurosidad del autor, cuya solvencia como investigador quedó ya reflejado en su libro anterior.





EL TXISTULARI LUIS LOPEZ DE VERGARA Y LAS ALBORADAS EN LA VILLA

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Recordando a los txistularis portugalujos, nos encontramos con que tras pedir el retiro por motivos de edad Benito Ocariz en 1930, es Luis López de Vergara, quien figuraba ya en 1931 en la nómina del Ayuntamiento como empleado municipal desempeñando el cargo de txistulari 1º, acompañado de Benjamín Hernández como atabalero.
La foto superior no muestra a Vergara en la portada de la revista Txistulari y acompañando a Benito Ocariz, vestidos de gala.
Un escrito de Vergara nos sirve para tener noticias de las “alboradas” en la Villa, de la que nos habló hace tiempo el difunto Celes Vergara.
Lo hemos encontrado en el Archivo Histórico Municipal y se trata de una denuncia que hizo ante el alcalde, en 1933, por la que nos enteramos de que la existencia de “alboradas” matutinas en las fiestas patronales eran a cargo exclusivo de los txistularis municipales.
En su exposición decía que en la Villa al igual que “era costumbre en todo el país, en los días de fiestas titulares de cada pueblo, el txistulari municipal era el encargado de hacer las alboradas al vecindario”.
En este recorrido musical por las calles del pueblo a primera hora de la mañana, prestaban una especial dedicación a determinadas casas de gente importante portugaluja, tanto por su posición social, política o económica. Estas familias que valoraban mucho el aspecto de distinción que representaba tenían habitualmente con ellos un detalle que se acompañaba con dinero.
El que las alboradas solo las diesen los txistularis municipales, según Vergara, se debía a “ser esta costumbre una práctica establecida como complemento al escaso sueldo que los tamborileros reciben por sus servicios de todos los municipios; y tanto es así que son muchos los Ayuntamientos que tienen reglamentada esta práctica de las alboradas en los contratos de servicios y reglamentado también la percepción proporcional cuando son en la banda municipal dos o más los tamborileros municipales que dan las alboradas”.
El sueldo Vergara era de 750 ptas al año, por 360 de su atabalero, cuando el organista Pedro Lizarraga cobraba 1.600 ptas o un guardia municipal, 2.840 ptas.
La citada denuncia se debía a que el día de San Roque, Vergara había sorprendido a otro txistulari de la banda de Música, Ignacio Aguirregabiria, dando también alboradas, con lo cual él consideraba “atropellados sus derechos morales, ya que no existen escritos” y para evitar que esto fuera un “caso inicial de futuros abusos”. El alcalde decretó que no se permitiera tocar alboradas a nadie que no fuera el “tamborilero municipal”.

Estas “alboradas” que en la práctica son sinónimos de “dianas”, no tenían nada que ver con la tradicional diana de los programas festivos donde encontramos a “la Banda de Música con alegres dianas” (en 1931), “diana por los tamborileros” (1932), o “pasacalles por la banda de tamborileros con cabezudos” (en 1934 y 1935), y que indudablemente tenían reminiscencias militares de cuando éstos estaban acuartelados en la Villa.


***
Tras pasar esta noticia a Portugaleteko Txistu Zaleak, Jon Iñaki nos indica: Los txistularis nunca hemos tocado marchas militares al amanecer para que la tropa abandone la cama. Hemos tocado y tocamos marchas al amanecer como pasacalles para dar un carácter festivo al despertar de los convecinos.
Por su parte José Ignacio Ansorenanos dice: Hablas de la diferencia entre dianas y alboradas. Es cierto que en español, diccionario de la RAE, en algunas de sus acepciones son términos sinónimos. Y en la música en general también. Pero entre txistularis la palabra alborada tenía una acepción concreta, algo distinta.
Se trataba de la serenata que en un día señalado para determinadas personas notables de la localidad (su onomástica en general, pero también la boda de una hija, el agasajo a un invitado excepcional...) ofrecían los tamborileros en el portal o bajo el balcón de la casa. Y en estos casos, el nexo con el horario matutino desaparecía. Es decir, lo habitual es que se realizarán en las sobremesas. Los txistularis se acercaban a la casa, interpretaban sus piezas y eran agasajados con café, copa y puro, o con dulces, además de una suculenta propina.
Hasta tal punto era esto así, que los ayuntamientos en los contratos de los tamborileros municipales tenían reglamentado este aspecto. Hasta el tanto por ciento que del dinero recaudado se llevaba cada miembro del grupo (primero el que más, el atabalero el que menos), para evitar discusiones que llegaron a ser frecuentes. En San Sebastián esta costumbre se ha mantenido hasta el año 1965 aproximadamente. Los nuevos txistularis seguimos llevando a cabo tan solo para familiares y amigos, o por alguna petición especial, pero nunca a cambio de dinero. Sin embargo, hasta esas fechas aproximadamente era práctica habitual y sus ingresos constituían una parte importante del sueldo del txistulari. Algo así como las propinas de los camareros actuales. Y desde luego en Portugalete, como en todas partes los txistularis las interpretaban.

Todavía hoy en día muchas personas me recuerdan que en su infancia los txistularis iban a su casa a dar la alborada por el santo de su madre o su padre. Los días de San Ignacio, Santo Tomás, San José  y otros santos de mucha aceptación, Isidro Ansorena y su banda solían usar un taxi para ir de uno a otro lugar, pues no daban abasto, lo que también da idea del volumen económico que se barajaba. Sobre esta actividad hay anécdotas muy graciosas. En la revista Txistulari  número 149, en la página 48 tenéis una de ellas.




RECORDANDO NUESTRA INFANCIA: LOS BAÑOS EN LA RIA (6)

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Continuamos con los recuerdos de su infancia de Marcos Merino:

Una de las grandes odiseas de nuestra infancia era el aprender a nadar en la rampa del Muelle Viejo y con el traje de baño con el que nos trajo nuestra madre al mundo. Con dos vejigas amarradas con una cuerda como flotador, que se conseguían ayudando a los matarifes en el matadero sujetando las patas de la res al desollarla, con este flotador teníamos para todo el verano.
Después del baño nos lavábamos con el agua de la Canilla para quitar el salitre, evitando así problemas con nuestras madres, ya que teníamos terminantemente prohibido el baño dado el estado famélico de nuestros cuerpos. Aun y con todas nuestras precauciones siempre se ha dicho que las madres son sabias y las nuestras lo eran muchísimo al final encontraban algún lugar donde no nos habíamos lavado bien y quedaba algún rastro de salitre, muchas de las veces era detrás de las orejas. Que nos descubrieran nuestras madres no era el único peligro. Para salpicar a los compañeros cuando el agua estaba fría a veces tirábamos piedras y algo de escombro. Una de las veces al tirar, sin darse cuenta me golpeó en la cabeza un ladrillazo y lo que tocaba en estos casos, salir corriendo al Cuarto de Socorro.

Otro lugar frecuentado era el Muelle de Hierro, y siendo  frecuente disponer de 6 a 8 quisquilleros artesanales hechos con un aro de hierro, saco y cuerdas, anzuelos, pitas. Estas eran nuestras herramientas para pescar en las bajamares. Después de adquirir la carnada al paso por la plaza, colocábamos los quisquilleros o reteles entre las rocas donde lográbamos pescar carramarros y quisquillas. Como las rocas estaban negras de mejillones, también llevábamos una ración a nuestra casa. También pescábamos panchitos y chicharritos con anzuelos de mosca.
 Aquí en los baños ya usábamos taparrabos. 


RECORDANDO NUESTRA INFANCIA: LAS TADAS AL TRANVÍA (7)

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Cerramos hoy esta serie de recuerdos de la niñez de la posguerra portugaluja, con el tema de los tranvías, que hemos recuperado entre los escritos de Marcos Merino Martínez, que con su experiencia de Capitán de la Marina Mercante, nos dejó el libro “ALTOS HORNOS DE VIZCAYA, S.A. HISTORIA DE SU FLOTA.

Para finalizar mis recuerdos no puedo olvidar las "Tadas a los tranvias", entre Sestao y Santurce. Éramos unos expertos en apearnos del tope del tranvía a cualquier velocidad. A parte de hacer burla al cobrador, amarrar la puerta con un alambre, sacar el trole que golpeaba fuertemente el tendido eléctrico etc. Alguna vez "la oración se hacía pasiva" y caíamos en las manos de algún cobrador… para qué contar. La venganza no se hacía esperar.
Todos los tranvías llevaban un depósito de arena para evitar el resbalamiento entre dos metales, las ruedas y el rail y también se utilizaba para tirarnos arena a nuestras cabezas. Seleccionamos el lugar de Azeta, donde el tranvía iba a gran velocidad. Hacíamos lo posible para enrabietar a nuestro objetivo para que nos tirara arena donde previamente habíamos colocado “algo blando” y “pies para que os quiero” después de tirarnos en marcha.


Mis recursos de infancia no podrían dejar de lado mis estudios en los P.P. Agustinos entre el que se encontraba el durangués padre Cortázar. Después a una academia en Sestao para preparar el ingreso a la Escuela de Aprendices de Altos Hornos de Vizcaya, hasta mi jubilación, pero esto es ya otra historia.


*****

Completamos esta parte final de los recuerdos de Marcos Merino, con unos documentos sacados del Archivo Histórico Municipal de Portugalete, en los que la Compañía del Tranvía denunciaba el problema que suponían la actuación de los niños y los no tan niños.


LA TRADICIÓN MUSICAL DE LA VILLA

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La semana pasada en el Festival Internacional de Ochotes, Joseba Gotzonnos recordaba que el nuevo año se cumplían 85 años del Primer Concurso de Ochotes, que se celebró organizado por el Ayuntamiento de Portugalete, cuando este tipo de conjuntos no tenía todavía un nombre oficialmente reconocido y así se hablaba de doble cuarteto vocal, octeto o zortzi, siendo el Ayuntamiento de Portugalete quien oficializó su nombre al patrocinar dicha exhibición en 1932 abierta a grupos de cualquier lugar.
Este fin de semana volvemos a tener ambiente musical al celebrar el 25 aniversario del Orfeón Jarrillero del Elai Alai, con un concierto acompañado de otras agrupaciones entre las que está otra portugaluja como es Herriko Abestiak y además los Barbis en su año conmemorativo siguen actuando incansablemente.
Esto sirve para constatar la gran tradición musical que tiene nuestra Villa y concretamente recordando aquellos años, en que la población portugaluja rondaba los 10.000 habitantes existían dos agrupaciones como eran la Schola Cantorum que dirigía el agustino Padre Cortazar y que todavía en agosto de 1932 en el Concurso de Orfeones celebrado en el Teatro Buenos Aires de Bilbao obtuvo un premio especial, a pesar de que le faltaran muchos de sus 127 voces, y con el ochote Zubi andikoak, salido de la Schola triunfa en un concurso en Durango con el tercer premio de Honor y el segundo de Libre Elección y la Sociedad Coralde Portugalete cuyo presidente era en estos años Andrés Miguel Larrea.
Aquel primer Concurso de Ochotes creó una gran animación y se celebró en el kiosko de la plaza inscribiéndose grupos de Cantabria, como la Coral de Castro, Durango, Bilbao, Ortuella, y el Danok Bat de Portugalete dirigido por Pedro Alonso.
La canción obligatoria era la catalana “Volem”, y el jurado lo formaban el alcalde Sánchez Vallejo, Larrieta, director del Coro de Santurce, y los directores de las bandas de música de Portugalete y Getxo, Luis Fernández y Manuel Gainza.
Se impuso la Sociedad Coral de Castro, seguida por Tavira de Durango y el Danok Bat de Portugalete. Esta formación la componían, Gerardo García, Txetxu Barreda, Pedro Alonso, Julio G. ALegria, Florentino Heredia Mosqui, Doroteo Alvaro, Vicente Carrasco y Manuel Usategui.
Este ochote se había formado exclusivamente para este concurso y muchos de sus componentes formaban parte de la Sociedad Coral, que al disolverse al igual que la Schola al finales de año, deciden formar la Agrupación Coral Danok Bat, con José Astondoa de director.
A este concurso siguieron otros como los que organizó el periódico Excelsius en Bilbao en 1934 y 1935. En este año la Agrupación Coral Danok Bat formó dos ochotes para participar en la primera categoría: Danok-bat y Adiskidiak, pero como eran unas 30 personas y sobraban componentes Astondoa admitió que formaron otro, Abesbatza, para presentarse en la segunda categoría.

Estos últimos ganarían  en esa categoría seguidos del Danok Bat y en la primera categoría obtendría el primer premio Adiskidiak. La euforia portugaluja en el Teatro Buenos Aires fue total. Al año siguiente se volvieron a repetir los triunfos, reconociendo así el gran nivel musical que existía en la Villa.




RECOGIDO DE LA PRENSA: EL TOREO EN PORTUGALETE

INTENTO DE ANEXION DE PORTUGALETE A BILBAO EN LA POSGUERRA

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Ahora que esta semana se presenta el próximo libro de Tasio Munarriz, sobre la posguerra en Portugalete vamos a recordar este episodio de nuestra historia que el nos recogió sobre esta época.

El 11 de mayo de 1946 se constituyó en el Ayuntamiento de Bilbao el Consejo General del Gran Bilbao, de acuerdo con la ley de ordenación urbanística y comarcal de Bilbao y su zona de influencia, promulgada por decreto del Ministerio de la Gobernación, previa su aprobación por las Cortes Españolas. Se trataba de crear el Gran Bilbao.
En dicha sesión en la que empezaron hablando a favor del proyecto tanto el Gobernador como el alcalde de Bilbao Sr. Zuazagoitia, destacó la intervención del alcalde portugalujo Miguel Loredo oponiéndose a tal atropello.
Empezó recordando que el proyecto se había llevado con el mayor secreto sin informar a su Ayuntamiento que era afectado por el mismo y que el alegar que Bilbao necesitaba más “espacio vital” ante el crecimiento acelerado de su población encubría un preludio de anexión.
Aunque era un tema en el que no podía ser objetivo ni imparcial “por tener quizá exacerbado mi amor a Portugalete”, les recordaba “que el municipio es una entidad natural, cronológicamente tan antiguo como la familia y regulado por las normas de Derecho Natural, no siendo fruto de ninguna creación artificiosa del derecho Pasivo”, y que “tal idea o definición concuerda por otra parte perfectamente con el pensamiento que tuvo en el año 1322 Dña. María Díaz de Haro, llamada “La Buena”, quien, vista la agrupación de familias que existían ya de antiguo en el solar que hoy ocupa Portugalete, se limitó en el referido año a otorgar una Carta de Fundación con determinados privilegios”.
Estebamos ante la absorción de un Municipio por otro, contra la voluntad de aquél, pues Portugalete no había sido consultado ni se habían cumplido los requisitos legales.
Acababa recordando que “la idea de la anexión es un episodio más de la lucha que en la historia han mantenido la Villa de Bilbao y el Señorío”, concluyendo que “no ha sido Bilbao quien ha dado el crecimiento a Vizcaya sino todo lo contrario”. “En la Historia de Vizcaya se consignan episodios que reflejan la eterna pugna que siempre ha existido entre Bilbao y el resto y no debemos de olvidar que Portugalete en muchas ocasiones actuó de litigante. La Historia también nos dice que episodios tales como la Zamacolada, el Impuesto de la Sal, el Puerto de la Paz, etc. no son en realidad más que manifestaciones ostensibles de esta pugna y la Historia dirá también cómo nos ha tocado ser actores en este Proyecto del Gran Bilbao, siendo de desear que el juicio que de nosotros emita sea favorable y no podrá menos de serlo si defendemos la personalidad de Portugalete y su pasado”.
De regreso a Portugalete y en el pleno de la Corporación del 22 de mayo, Miguel Loredo volvió a leer el discurso que había pronunciado en el Ayuntamiento de Bilbao y pidió a sus compañeros: ”Espero ratifiquéis mi actuación y para ello os pido el que se haga constar por unanimidad la protesta de Portugalete, elevándola a los poderes públicos en la forma que estiméis conveniente y en todo caso este proyecto sea objeto de un Referéndum local”
La corporación decidió enviar un escrito al gobernador, haciendo constar su oposición e impugnación del proyecto y proponiendo un referéndum entre el vecindario.
No sabemos si por esta protesta o por otras razones el proyecto quedó al final reducido a que el “Gran Bilbao” fuese una Agrupación intermunicipal con unos servicios comunes: consorcio de aguas, basuras, etc. Todavía en 1964 los alcaldes de la margen izquierda, reunidos en la Dirección General de Administración Local tuvieron que oponerse a la dichosa anexión. Así y todo, después de unos años, Bilbao anexionó Erandio, Loiu, Sondika, Derio y Zamudio que volvieron a independizarse en los años 80.


El discurso completo de Miguel Loredo está recogido por Tasio en la Biblioteca Digital Portugaluja (pinchar)

CRÓNICA DE LA FUGA DE DOS VAQUILLAS: 1) LA VAQUILLA CORREDORA

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Cuentan nuestros mayores y otros que no lo son tanto, aunque he recogido distintas versiones, que durante las fiestas de San Roque de un año que podría ser 1949, se celebraron en el nuevo Campo de San Roque una serie de festejos taurinos tal y como se puede ver en el Programa de Fiestas de ese año que encabeza estas líneas.
Se habían dispuesto unos vallados a lo largo de ambas porterías. En la más cercana a las escaleras que bajan de Zubeldia al Ojillo se instalaron los toriles y en la otra portería se colocó otro vallado para delimitar el “ruedo” rectangular y el respetable se acomodó en las gradas o donde pudo.
Soltaron una vaquilla que debía ser la Usain Bolt del momento, ya que nada más verse libre, arremetió con ímpetu contra los osados mozos. Estos al ver al morlaco, se apresuraron a subirse a la valla y Heliodoro Palacios y compañía, que eran los encargados de embolar las reses y preparar el vallado, no debían haberse diplomado en el arte de vallados tan largos, pues con el peso e ímpetu de los mozos se vino abajo y la vaquilla que vió hueco, se lanzó en un ágil salto pasando por encima de los sorprendidos mozos. Entre ellos, Miguel Ángel Gutiérrez Olalde, que es quien nos ha narrado la primera parte de la fuga.
La vaquilla no se lo pensó y saltó por la puerta que daba al Ojillo, dándose un golpe tremendo. Pero la libertad le animó a seguir adelante y allí se encontró con la cuadrilla de Estancona que venían de chufla con un violón y la vaquilla les embistió saliendo el instrumento volando.
La fuga, fue seguida por la chavalería y gente mayor hasta las inmediaciones del Parque del Dr. Areilza por donde venía tan campante un vendedor de “cascagüeses” desde Santurtzi. La vaquilla que le vio, se dijo: “A este me lo meriendo”. Le mochó y el hombre salió por piernas contemplando como la cesta de su negocio se iba de vuelta a su pueblo, ya que la vaquilla la había ensartado con el cuerno y allá corrieron unidos hasta llegar al puerto, seguidos por muchos curiosos portugalujos.
Nos podemos imaginar el revuelo que se montaría entre los sorprendidos santurtziarras y como no había manera de pararla, un carabinero la tuvo que matar con su carabina. R.I.P.
Al de un par de años del suceso, 1951, murió el portero del Portu, Gerardo Sánchez del Campo, por tétanos y el populacho lo achacó a alguna herida que se habría hecho en sus estiradas en el Campo San Roque, donde habrían cagado nuestra fugitiva y sus compañeras.

JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO



CRÓNICA DE LA FUGA DE DOS VAQUILLAS: 2) LA VAQUILLA NADADORA

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Esta segunda fuga se produjo años más tarde, seguramente en 1956. Como en el suceso anterior, hay distintas versiones sobre la fuga. Unos dicen que se escapó del trayecto tradicional desde la calle Correos, por San Roque, Zubeldia y llegada a la tejavana. Otros sin embargo hablan de “una mano inocente” que soltó los cierres de la cartola del camión de Ranero aparcado en Correos y una de las vaquillas decidió hacer un encierro a su aire.
Bajó atropellando gente por la calle del Medio (otros dicen que antes se dio una vuelta por el Campo de la Iglesia), causando el pánico entre los transeúntes. Al llegar a la plaza, mochó a una pobre aldeana del mercado y continuó hasta el dique.
Llegada a la “rampla”, acalorada como estaba, pensó que no había mejor celebración de San Roque que darse un bañito en el dique. Sin pensárselo, se lanzó al agua cual nadadora olímpica y emprendió la travesía de la Benedicta.
Nadó como una ondina, recorriendo los 700 metros que la separaban de La Iberia. Allí había un puertecito en el rincón, al final de los cargaderos, que años después fue asolado por el desguace de barcos y hoy ha desaparecido bajo el polideportivo sestaotarra. La chiquillería y los adultos curiosos siguieron su travesía desde el camino que había junto a los antiguos cargaderos de mineral de los que solo quedaba operativo el más cercano al dique.
Al llegar a la meta, todos los chavales se acercaron a animar a la vaquilla y uno de ellos, Txomin Hermosilla, recuerda el suceso y como resbaló en el verdín del muelle y se puso el pantalón blanco hecho un cisco. Sus hermanas se los tuvieron que lavar y planchar después, para seguir la fiesta. Con el resbalón, no recuerda el método con el que sacaron a la vaquilla y tampoco si el camión de Ranero bajó hasta al dique o hasta la Benedicta para volver a encarcelar a la vaquilla fugitiva.
En algunos Programas de Fiestas de aquellos años, no se anunciaban los encierros y se decía en la Villa, que era porque el gobernador no las autorizaba después de las fugas. En los programas se ponía la coletilla: “se repartirán programas especiales”, pero se anunciaban de forma sibilina, poniendo alguno de los dibujos con los que he confeccionado la foto de cabecera. Como en aquella época no había tanta foto como ahora y Guillermo el de Guyma no seguiría la fuga, no queda testimonio gráfico del mismo, así que ilustro el final de la entrada con una imagen de otra vaquilla nadadora, prima de la portugaluja, esta de Denia (Alicante) y el rescate figurado aparecido en el Programa de Fiestas de 1991.

Han colaborado con sus recuerdos: Josetxu Maruri, Félix Gil, Juana Mari Ponce, Ramón Basañez, Txomin Hermosilla, Alfre Cobos, Javi García-Borreguero, Pedro Carbajo, Miguel Ángel Gutiérrez y Josemi Palacios


JOSE LUIS GARAIZABAL FLAÑO

GERARDO BUTRON ORTIZ (1867-1927)

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El último número del periódico enportugalete.com trae este personaje que nos descubrió hace dos meses la asociación Portugaleteko Txistu Zaleak, con motivo del concierto que ofrecieron José Ignacio Ansorena y los txistularis de San Sebastián en el Centro Cultural Santa Clara.
Como ya explicamos entonces todo empezó cuando la asociación se intereso por la personalidad del autor de las rapsodias Pello Joxepe, Txistu soinuak o Beti aurrera, que son tan bien conocidas por los txistularis.
Tras facilitarles los primeros datos Roberto Hernández Gallejones del Archivo Histórico Municipal, fue el gran José Ignacio Ansorena Miner quien realizó todo el estudio de su vida y obra, contactando con sus descendientes en Chile de donde consiguió además la fotografía de su pasaporte.
Entonces ya nos adelantó sus investigaciones, cuyo trabajo completo envió para su publicación en la revista Txistulari, y que nosotros recogemos también en la Biblioteca Digital Portugaluja.

Algunos datos finales que hemos ido encontrando en la obra de Joseba Gotzon, son que fue el fundador del Orfeón Unión Musical, y de la Sociedad Coral de Portugalete y por un apunte que nos dejó José Benito Lòpez Okariz sobre su abuelo el famoso tamborilero, Benito Ocariz, que entre los txistularis por los que éste sentía admiración estaba Gerardo Butrón.

MUJERES PORTUGALUJAS: SOFÍA AYARZA (1896-1969)

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En  la historia de la hostelería portugaluja ha habido muchas mujeres que han dejado su impronta en conocidos establecimientos de comidas o bebidas y cuyo nombre oficial era el de los maridos, como correspondía a una costumbre social de la época. Recordamos a María la de Vicente, la Guerniquesa, Gregoria la de Aurrekoetxea, Ameli la de Arrieta, y traemos hoy aquí a Sofía la de Rovira.
Sofía Ayarza Urdampilleta, nacida en la Villa el 1 de noviembre de 1896 era nieta de un sastre bilbaíno que se estableció aquí en 1870 donde siguió ejerciendo su profesión. La dedicación hostelera familiar la empezó con su hijo Ricardo Ayarza Navamuel, que en 1892 consiguió autorización para abrir su establecimiento del Muelle Viejo nº6 con un rótulo que decía “Casa de huéspedes, Comidas y Bebidas de todas las clases”.
En 1899, cuando nuestra protagonista tenía tres años, él abrió en el nº1 de la calle Santa María una casa de huéspedes y restaurante con dos rótulos, uno en el balcón que da frente a la Plaza y el otro en una de las ventanas que daba al Muelle Viejo. En los rótulos ponía La Guipuzcoana, en honor a su mujer Maria Urdampilleta Beristain que procedía de Regil, que se hacía cargo de los fogones del restaurante y que continuó el negocio al quedarse viuda, pues el Anuario Comercial de 1929 recoge las Tabernas de la Vda. de Ayarza.
Una de ellas sería la que abrió el año anterior de 1928, como Bar Restaurante de M. Ayarza en la calle Manuel Calvo 13, regentado por una de sus hijas, mientras como vemos en el anuncio, también de ese año mantenía otro Bar Restaurante en Santa Maria 1 y 3 con el conocido nombre de La Guipuzcoana.
Vemos que las hijas habían aprendido la dedicación de su madre, pues Sofía casada con Ricardo Rovira, tenía también por esas fechas una casa de huéspedes en el primer piso de Manuel Calvo 3.
Su marido Ricardo Rovira Echeguren, nacido en Deusto en 1886, había llegado a Portugalete con seis años, con su madre viuda, instalándose en la Plazuela del Cristo y trabajando posteriormente como obrero de Altos Hornos. Este matrimonio dio lugar a una larga saga portugaluja pues tuvieron 10 hijos, cinco mujeres (Sofía, Carmen, Antonia, Raquel, Aurora) y cinco varones (Ricardo, Benjamín, Eduardo, José y Rodolfo).
Al margen de los números de las casas del muelle Viejo (Almirante Vallecilla o Manuel Calvo) que han ido cambiando, está claro que al entrar en la década de los años 30 Sofía tenía la casa de huéspedes en el Muelle Viejo, quizás también con bar, y en alquiler la cervecería de los jardines de Valle , donde además anunciabaBar “La Cervecera” de Ricardo Rovira, con “distracciones y recreos de todas clases”
Con la guerra civil y los bombardeos, fue destruido y en su lugar se levantó el actual edificio del Mercado de Abastos.
Su hijo Eduardo, nos dejó la pintura superior, desde la plaza, con un paisaje hoy difícil de reconocer, con la casa de Marta a la izquierda, la de Valle en el centro y a la derecha la cervecería, con la primera casa de la calle Nueva detrás, que es la única que hoy se conserva.
Sofía fue una mujer de gran carácter, que se encargó de sacar adelante a su larga prole, todos los cuales tendrían que ayudar algo en el negocio en función de su edad, ya fuera tras el mostrador, en la cocina o sirviendo comidas. Con la guerra civil evacuó de la Villa con sus hijos hacia Cataluña y Francia y a su regreso, se centró ya exclusivamente en el establecimiento del Muelle Viejo, frente a la entonces estación.
El anuncio del programa de fiestas de 1942, como Bar Restaurant Ricardo Rovira, señala como especialidad en comidas y meriendas, la Sidra de Ondarroa y el Chacolí de Baquio.
Lo mismo que hizo su madre Sofia “la Guipuzcoana”, que continuó al frente del negocio al quedarse viuda, ella al enviudar en 1950, reformó el local y continuó con el mismo, hasta que murió en 1969 con 73 años.
Lógicamente ya trabajaba en el Bar su hijo Rodolfo que a partir de esa fecha pasó a regentarlo hasta su fallecimiento en 1972. Fue la viuda de este, Clementina Sanz y su hijo Rodol, quienes siguieron detrás de la barra como última generación de los Rovira, ya que posteriormente continúa en alquiler.
No cabe duda de que el Bar de Sofía, la de Rovira, es un clásico en Portugalete, y en la memoria de muchos quedan entrañables recuerdos, desde aquel batel colgado en el techo con la R del mismo, puesta al revés, hasta la cartelera que los domingos recogía la quiniela futbolística, su sidra fresca del Canadá, sus bocadillos o su jariguay del Paraguay.

De la larga prole de Sofia Ayarza y Ricardo Rovira, recogemos junto a estas líneas una foto de algunos de sus nietos con Luis Bastida Rovira, que nos ha facilitado datos sacados del Archivo  Histórico Municipal.











SOBRE LOS PRIMEROS PARTIDOS POLITICOS DE PORTUGALETE

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En el libro de la Colección el Mareómetro, Portugalete en las dos primeras décadas del siglo XX se citaba como el partido político más antiguo de la Villa el Circulo Republicano, de 1894, que aglutinaba a todos los simpatizantes con la idea republicana.
La siguiente noticia se refería al Partido Nacionalista Vasco, con motivo de la inauguración en octubre de 1904 de la inauguración de los locales del Centro Vasco en el nº 12 de General Castaños con una fiesta vasca y mitin en el Frontón La Estrella en la que intervino Ramón Bikuña.
En tercer lugar se daba la fecha del 11 de junio de 1914 cuando se constituyó la Asociación Socialista de Portugalete con Sotero Alday de presidente.
Si el citado libro de nuestra Colección se editó en 2013, al año siguiente desde este blog, nuestros investigadores corregían la última fecha al encontrar en sus investigaciones que “el 22 de octubre de 1904, se había convocado a todos los obreros de Santurce, Las Arenas y Portugalete simpatizantes de las ideas Socialistas a una reunión en el Centro Obrero, Muelle Vallecilla 11” y que de ahí surgió la Agrupación Socialista de Portugalete que se constituyó ese año, que luego se disolvió, pero que en 1914 se refundó. Hace ya dos años el Partido Socialista celebró sus 110 años.
Hoy cuando en la Junta Municipal del PNV están trabajando en la recopilación de la historia del nacionalismo portugalujo, encontramos una curiosa noticia aparecida en el periódico La Voz de Vizcaya de junio de 1902 y firmada por su corresponsal en la Villa, Ruperto Medina Alonso, que nos aporta un pequeño rayo de luz en las sombras de la fecha de su constitución. Dice así:

El jueves se celebraron unidas las festividades de la Octava del Corpus y de San Pedro, verificándose la procesión terminada la Misa Mayor a la que asistió el señor alcalde y los concejales señores Borreguero, Egusquiaguirre y Bustinza con el secretario señor Santamaría.
De doce a una amenizó el paseo del muelle la Banda municipal; pero la lluvia dispersó a la gente antes de tiempo y durante toda la tarde no cesaron los chubascos, impidiendo que viniesen los expedicionarios que acostumbran. Por la noche, que quedó bastante despejada, hubo música con muy buena concurrencia.
***
Gran efervescencia reinó en los ánimos durante ese día por el estreno de una bandera en una Sociedad situada en la calle del General Castaños. Los disgustados creen que esa Sociedad es bizkaitarra y la bandera izada la separatista con lo que ven molestados sus sentimientos patrióticos.
Yo, a la verdad, no sé que carácter político pueda tener ese Centro, porque siempre creí que era puramente católico.
Me honro con la amistad de muchos de sus socios y jamás les oí hablar de bizkaitarrismo. Es más; personas figuran en ese Centro cuyas convicciones se hallan en pugna abierta con las doctrinas bizkaitarras.
Esa Sociedad tiene el mero carácter de católica, pudiendo sus miembros tener la idea política que más les plazca, siempre que de ella no hagan alarde con menoscabo de la Religión.
Así que no creo que haya bastante motivo para que se muestren heridos otros sentimientos que los anticatólicos, ni que para que se resienta la unión y dichosa amistad que siempre ha reinado en este envidiado pueblo.
 

Aquí queda la noticia, que apunta a una Sociedad Católica, quizás el Centro Vasco embrión inicial del posterior batzoki, que requeriría seguir mirando en las hemerotecas de esos años, hasta conseguir la fecha y los nombres de los portugalujos que figuraron en la primera Junta Municipal. Este blog y sus publicaciones está abierto a recoger información y fotografías sobre el tema.


La foto que ilustra esta entrada también nos evidencia la falta de noticias de estos primeros años del nacionalismo en la Villa, ya que desconocemos todo de este club de fútbol denominado RABIK, con el seudónimo utilizado por RAmón BIKuña.

ESCUDOS DE LAS ÓRDENES Y CONGREGACIONES RELIGIOSAS DE PORTUGALETE (1): HERMANOS DE LA INSTRUCCIÓN CRISTIANA

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Tras el importante trabajo de Heráldica Portugaluja, que durante este año que termina nos ha ofrecido José Luis Garaizabal, y que se puede consultar en la Biblioteca Digital Portugaluja (pinchar), nos adelanta hoy el primer trabajo sobre los diez escudos de la Órdenes y Congregaciones religiosas establecidas en la Villa, que ha estudiado, comenzando por el Colegio Santa María de los Menesianos.

Si hasta ahora, hemos analizado los escudos heráldicos de aquellas familias que los dejaron en las fachadas de sus residencias y que han llegado hasta nuestros días y como no, el propio de la villa, no podía faltar un estudio de los escudos de cada orden religiosa o congregación asentada en Portugalete, ya que al igual que los de los apellidos, estos también sirven como identificación.
Os preguntaréis, ¿qué significado tiene un escudo en una orden religiosa?, a esto respondió el Padre Zazza: “La historia de la heráldica nos enseña que el símbolo o el escudo era antes usado por los guerreros, que era estampado o realzado sobre la coraza, que prácticamente era de la misma forma entre muchos pueblos diversos. En fecha posterior fue cuando los eclesiásticos y demás comenzaron a usar estos signos, los eclesiásticos, generalmente de forma avalada, mientras los demás lo usaban en forma romboidal”.
Ya analizamos en el capítulo 18 de nuestras entregas sobre Heráldica Portugaluja, el escudo ovalado que se conserva en la espadaña del campanario del antiguo Convento de Santa Clara y hoy, vamos a seguir por el de los Hermanos de la Instrucción Cristiana.
El del Colegio Santa María es de esta forma y seguramente este estudio será una novedad para muchos de los miles de estudiantes que han pasado bajo él durante todos estos años. Se encuentra en el centro de la vidriera que corona el primer descansillo de las escaleras que desde el hall del edificio antiguo comunican el patio delantero del colegio con las aulas. Y digo que para muchos será una novedad ya que se encuentra tras la imagen de la Virgen María, patrona del colegio.
Este escudo fue adoptado por el Instituto en 1876 y en términos heráldicos se describe así en una publicación de la Congregación, que nos ha facilitado nuestro amigo Jose Mari Ruíz, gracias al Hermano Salazar. Dice: “Escudo en forma oval en cuarteles. En la mitad superior, sobre campo azur y en el punto de honor, una estrella radiante de oro coronando una cruz trebolada de plata, cantonada por dos iniciales D S también de plata.
La mitad inferior, dividida en dos cuarteles partidos: En el derecho, sobre campo de sinople, chevrón de oro, acompañado en la parte superior por dos espigas también de oro y en la inferior por un áncora de plata. En el izquierdo, sobre campo de plata, armiños en sable.
El escudo original, rodeado por un rosario y la inscripción -en francés- Institut des Frères de l’Instruction Chrétienne de Ploërmel (Morbihan) - Instituto de los Hermanos de la Instrucción Cristiana- descansa sobre soporte de oro. En la banderola dorada se lee: Sinite parvulos venire ad me”.
Su explicación resumida es la siguiente:
1.- “La cruz y el D.S. es el emblema tradicional del Instituto. La estrella simboliza la misión confiada a los Hermanos, discípulos de la cruz, y que tiene como divisa: DIOS SOLO.
2.- Los otros dos cuarteles recuerdan el origen de la Congregación.
El derecho, en fondo verde con las espigas y el ancla, representan al escudo familiar del cofundador, Jean-Marie de La Mennais, cuyo padre era un rico armador en Saint Malo (de ahí el ancla) ennoblecido por el rey en 1788 por haber prestado eminentes servicios a la provincia, cuando en un momento de escasez, transportó grano, vendido  luego a bajo precio para socorrer a los necesitados hambrientos (de ahí las dos espigas). El izquierdo, representa a La Bretaña, cuna del fundador y hogar del Instituto fundado en 1822.
3.- El rosario manifiesta la devoción de los Hermanos a la Virgen María.
4.- El “Sinite parvulos venire ad me” en la banderola expresa en latín las palabras de Cristo: “Dejad que los niños se acerquen a mí” y que resume la misión de los Hermanos.
5.- Los ramos laterales simbolizan el espíritu de paz y caridad que debe reinar entre los Hermanos y con los demás.

La cruz y DS figuran en relieve en el escudete situado en la base de la estatua de la Virgen que corona el colegio.
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