La pujanza económica
de la Villa en el siglo XVII, con la recuperación de su flota, propició la
llegada de marinos de los cuales solo sabemos a través de la descendencia que
dejaron.
Este es el caso de
los Berriaga, notorios a partir del último cuarto del siglo y de quien procedía
nuestro personaje, considerado el corsario portugalujo más importante del que
tenemos noticias. Quizás su primera campaña al corso fuera en 1724, cuando como
capitán de la fragata corsaria San Pedro, de un armador de Santoña, capturó
nueve presas. Ese mismo año pretendió participar en una campaña ballenera, pero
cuando tenía ya el navío listo, dio al traste al salvar la barra.
Casado en 1726 en la
parroquia de Santa María, con Mª Antonia de Esparza, en 1732 lo encontramos
acusado de agredir a un gabarrero al que él acusaba a su vez de haberle robado
un cabo de su barco, en 1735 trabajando durante 44 días en las obras del muelle,
“que se ocupó su lancha en uno de los pontones…” y en 1739 al ser encargado por
el Ayuntamiento de la defensa de la Villa al frente de las baterías del Solar.
La mayoría de las
noticias de su actividad se dieron en 1741. Apresamiento del navío inglés
Dartamus, trayendo a puerto a 18 marineros, cargado de barricas de ballena que
se condujeron a la cárcel pública del Señorío en Bilbao, o la campaña al frente
de la fragata corsaria El Júpiter, armada por empresarios de Bilbao, que
regresó a la Villa el 23 de diciembre “con tres presas de consideración, la una
de ellas una fragata de 18 cañones, que iba a la América cargada de harinas, y
porción de jarcia y aparejos para navíos”.
Quizás serían los primeros días de 1742 cuando
se hallaba en campaña “en donde fallezió”.